¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Llevaba un mes y medio
ya de mili obligatoria donde me pasaba el día corriendo y preparándonos
físicamente aún no sé para qué. Mi único momento de relajación era el rato de
las duchas, donde todos los sufridos soldados aliviábamos el cansancio con una
buena ducha fría, que me venía muy bien para rebajar el calentón de ver a
tantos tíos buenos desnudos a mí alrededor. Mi homosexualidad nunca la escondí,
aunque tampoco fui jamás con una bandera, pasaba desapercibido pues mi ausencia
de “pluma” y ademanes no dejaban señalarme como el raro del grupo, aunque
haberlos los habían y bien descarados, pero nunca fue mi estilo.
Ese día resultó
especial. Normalmente nuestro Cabo Primero era el mando más alto que veíamos
(salvo alguna rareza de encontrarse con algún sargento durante la tarde) en
nuestras rutas de más de 15km, trotando por todos los alrededores del cuartel
de Javalí, en Murcia. Sólo estuvimos corriendo ese día unos 5km pues había que
terminar pronto para recibir al Subteniente de nuestra brigada de paracaidistas
en su visita regular que hacía cada par de meses.
El Cabo Primero Montiel
nos dio las órdenes imperativamente:
-
- - Se me duchan rápidos y arreglados con el traje de
gala. ¡No quiero ni un solo fallo!. Revisen su uniforme y sus zapatos. Pretendía ser duro y amenazante pero nunca lo
conseguía, se notaba demasiado que estaba tan harto de esa vida como nosotros y
que sólo cubría el expediente. Le importaba el servicio militar tanto como a
nosotros, o sea nada.
A las 13,30 en punto en
el patio central estábamos cerca de 200 reclutas en posición de firmes y con
los chorretes de sudor cayendo por nuestro inmaculado rostro recién afeitado,
cuando con una solemnidad que daba risa el subteniente romero aparecía
flanqueado por los dos cabos primeros que se encargaban de nuestra instrucción
diariamente.
Después del día tan
estresante por no cometer ningún fallo que nos pasara factura al fin nos
retirábamos al barracón a descansar, pero al entrar el encargado de los
servicios de guardia me llamó, junto a otros tres compañeros.
- - Hoy tenéis guardia de barracón, mirad la lista
para ver vuestros horarios.
Juanito el “furry” me jodió la noche, con su cara de no haber roto un plato en
su vida nos amargó el descanso. No era normal hacer guardias nocturnas, pero
había mandos altos en el cuartel y era inevitable. Ya había hecho una con la
visita del sargento hace un par de semanas y eran matadoras.
Uffff, de 5,00am a
7,00am, la última guardia, aunque no era la peor tendría que levantarme cuando
el mejor sueño me atacaba. En medio de mis lamentaciones apareció el revuelo en
el barracón, el subteniente hablaba con nuestro cabo primero y miraban por
encima de todos intentando buscar a alguien y ante mi sorpresa me estaban
señalando. Un sudor frío me atacó toda la espalda y creí que ya la había
“cagado” de alguna manera.
- - ¡Valverde venga aquí!
- - A sus órdenes mi cabo primero, usted me dirá.
- - Mañana a las 6,45am tiene que ir al cuartel de
oficiales y despertar al subteniente. Avíseme antes de irse para que lo releve
antes de diana.. La
expresión de mi superior ofrecía un enigma para que me quedara a hablar con el
cuándo se fuese el oficial.
- - Escúchame con atención y por favor no falles. Su expresión se suavizó de una forma maternal. Mañana a la hora exacta vas, entras a la
sala y llamas a la puerta de su habitación educadamente y si no te contesta que
no te de vergüenza entrar a su habitación y lo despiertas moviéndolo pero sin
ser brusco.. El sub tiene el sueño muy pesado y la última vez que mandó a
despertarlo no lo hicieron y la bulla que me calló fue de cogones.
De verdad Valverde, despiértalo como sea y te
esperas para acompañarlo hasta aquí, que si no se vuelve a dormir y luego me la
cargo yo. No te preocupes por la hora, yo te cubro, ven a la hora que tengas
que venir pero ven con él, ¡el cabrón es un dormilón de cuidado!.
Lo que me faltaba para
ponerme más nervioso, toda la puta noche la pasé despertándome comprobando que
no fuese tarde, y no por mi guardia, sino por ir a despertar al “patucho” del
subteniente. Un hombre que a pesar de su pequeña estatura imponía por su
presencia fuerte, su cabeza totalmente rapada y unas cejas muy pobladas que
ocultaban sus ojos color verde oscuros que le hacían atractivo, aunque tampoco
mucho. Quizás mi falta de sexo me lo hacía ver así, pues acostumbrado a ser
bien promiscuo, el estar casi mes y medio sin “guerra” me tenía disparado,
haciéndome ver posibilidades donde con certeza no la había.
Toqué cuatro veces la
puerta sin obtener ninguna respuesta y cuando me disponía a abrir la puerta una
voz medio adormilada me respondió con un “gracias” que no sonaba muy convincente.
Efectivamente a los cinco minutos sin oír ningún movimiento abrí la puerta para
comprobar que el oficial continuaba durmiendo a pierna suelta sin hacer caso de
mis llamados.
La visión era bastante
humillante para él, pero en su sueño no cabía el más mínimo decoro de oficial
del ejército. Totalmente destapado, boca arriba y con una erección mañanera que
dejaba ver un poco de su gran glande salir por los calzoncillos de algodón
blancos que lucía.
Obviamente disfruté de
la visión un rato antes de dirigirme hacia el “bello durmiente” para con suaves
movimientos en el hombro intentar despertarlo. ¡No había manera!. Juro que
estuve tentado al comprobar su sueño tan profundo de tocar ese hermoso paquete,
pero la cordura me lo impidió, aunque mi erección ya era bastante
indisimulable.
En uno de esos
movimientos sus brazos comenzaron a estirarse, pero mis ojos no podían dejar de
fijarse en ese glande que pedía permiso para salir con la esperanza de ver más,
y su mano golpeó mi poya dura como las piedras. Instintivamente me retiré hacia
atrás observándolo, pero él apenas le dio importancia y con un escueto “perdón”
siguió desentumeciendo su sueño.
- - Mi subteniente son las 6,55, le espero fuera
mientras se viste. Mi voz
quebradiza denotaba vergüenza y terror por estar delante de un oficial, a los
cuales los teníamos como demasiado endiosados
.
- -Tú también estas bien duro. Dijo sin ningún tipo de miramientos ni
vergüenza.
-
- Jajaja, Mi subteniente son demasiados días aquí
encerrado, uno no es de piedra. Mi risa nerviosa empezaba a indicarme que había posibilidades…
-
-Espera un poco, ayúdame a levantarme que dormido
soy un torpe.
Su solicitud me
confundió, con sus apenas 40 años no parecía torpe para nada pero hice lo que me
indicó, ayudándolo dejándole apoyarse sobre mi brazo se sentó en la cama
quedando enfrente de mi poya que explotaba.
- -Te propongo una cosa, pero no te sientas obligado
si no quieres. Sus
palabras me dejaron helado y su actitud de tratarme de igual me asustó.
- - Si está en mi mano. Mi sonrisa nerviosa ya le demostraba que sabía
por dónde iba.
-
- Yo te hago un favor y luego me lo haces tú a mí. Sin ni siquiera esperar mi aprobación comenzó a
desabrochar mi bragueta de botones dejando salir como un resorte mi arma
totalmente dispuesta a disfrutar.
Con una delicadeza
extrema sus labios fueron besando mi glande haciéndome esgrimir un suspiro
imposible de reprimir. Tocaba con tal esmero con su lengua todo mi tronco que
cerrar los ojos y disfrutar el momento fue algo innato. Ya entraba toda mi
verga en su boca que con movimientos muy delicados la recorría desde el
principio hasta el fin mientras mi mano acariciaba su extensa y fuerte nuca
dirigiéndole para ir más rápido.
- -¡Córrete en mi boca!. Sus ojos se clavaron en los míos apremiándolo
pues estaba a punto de eyacular.
Dicho y hecho, su mano
derecha insistía en masturbarme duramente mientras sus labios jugueteaban con
mi glande. Pero fue cuando la mano libre bajó hacia mi ano cuando todo lo que
llevaba acumulado regó toda su boca, disfrutando como su dedo entraba
lentamente.
Sin espera se tendió en
la cama mostrándome una sonrisa repleta de semen ofreciéndome su voluptuoso
paquete. De rodillas sobre el suelo estuve disfrutando esos enormes huevos
velludos cuando en el momento que mi boca comenzó el trabajo en esa poya tan
apetitosa gimió estremecido dirigiendo mi cabeza a la velocidad que él quería.
- -Bájame esa lengua aquí. Su mano dirigía expertamente mi cabeza hacia un
agujero velludo y oscuro que no paraba de llamarme.
Creí correrme de nuevo
mientras mi lengua ejecutaba una y otra vez las órdenes de mi amante que
suspiraba sin remedio más y más fuerte.
- - Entra y culeame, ¡entra y follame!. Su desesperación aún me puso más bruto cogiendo
sus piernas y separándolas aún más.
Sin pausa entré a la
vez que mi amante se pellizcaba los
pezones duros como piedras mirándome con una cara de vicio que era imposible
dejar de mirar.
Aceleré los bombeos
topando con sus nalgas bruscamente una y otra vez al ver la satisfacción que le
estaba proporcionando, cuando en una de esas su poya disparó sin control hacia
la cama una cantidad ingente de semen que hizo casi correrme de nuevo.
- -Vamos a la ducha soldado. Dijo con una sonrisa de agradecimiento sin
apenas descansar.
Su cuerpo lucía repleto
de semen viscoso que se había expandido por todo su pecho peludo y barriga. Era
una imagen morbosa que disfruté mientras entrabamos a la ducha admirándome de
su polla, aún estaba en todo su esplendor a diferencia de la mía que bajó la
guardia nada más levantarnos de la cama.
No hubo tiempo de
hablar. Fue entrar en la ducha y el subteniente abrió el grifo para lavarme el
trasero con esmero y devoción, besándolo mientras su dedo hurgaba dentro.
Contra los cristales de la mampara me aprisionó fundiéndose conmigo en un
abrazo de oso mientras iba notando como ese tanque me entraba por detrás
suavemente.
La imagen que veía en
el espejo que excitó sobre manera, me tenía de espaldas cogiéndome por la
cintura y bombeando salvajemente mientras gemía y miraba su polla entrar una y
otra vez en mi culo. Me abrazó y volvió a correrse, esta vez dentro de mí pero
para mi sorpresa seguía y seguía enculandome susurrándome “déjame seguir,
déjame seguir”.
Ese maldito cabrón no
tenía descanso y mi cansancio empezaba a pasar factura haciéndome que las
rodillas flaquearan, a lo que rodeó con sus manos mi cintura y una de ellas
comenzó a masturbarme sin sacar su polla de dentro de mi.
Mi segunda corrida, que
manchó toda la mampara de la ducha, fue de lo mas placentera recibiendo en mi
nuca el jugueteo de su lengua y sus labios. Y aún quería seguir, pero ya no podía mas.
- -Discúlpeme pero ya no puedo más. Le dije suplicando.
Mi amante salió de mí y
con mucha dulzura cacheteó mis nalgas para terminar de ducharnos, increíblemente
su polla continuaba con ganas de fiesta.
- -Ya hacía tiempo que no echaba un polvo tan rico. Dijo mientras lavaba sus enormes hombros y una
sonrisa amable recorría su rostro.
- -Es usted un toro mi subteniente. No tiene
descanso. Mi conversación era
limitada todavía con él.
-
- Esta noche vienes a dormir aquí, yo me encargo de
todo.
Mi sonrisa de
aceptación lo satisfizo y de una salimos directos al comedor de oficiales a desayunar.
Algo muy rápido de tentempié y me fui directo a mi unidad a cambiarme y buscar
al mi cabo primero.
- - Joder, si que has tardado Valverde. Me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
- - Ese hombre es duro para despertar mi cabo, ha
sido una odisea. Acerté a
decirle.
-
-Ya te lo dije, pero muchas gracias por hacerme
quedar bien. Hace un rato me ha avisado de que quiere que
vayas a dormir allí esta noche al barracón de oficiales para que lo despiertes
mañana. Me has hecho quedar de puta madre. Ya sabes que cada vez que venga vas
a ser su despertador personal. Te aseguro que vas a pasar una mili bien
tranquila. Guiándome un ojo me mandó para el barracón a descansar.
Y así fue, era un
protegido directo del oficial de la compañía, un intocable, y cada vez que
venía de reconocimiento (cada mes) nos perdíamos un par de días de sexo bestial
y justo después siempre tenía un permiso de 15 días. Mi servicio militar se
limitó a ser la putita del oficial, lo que me hizo tener una muy llevadera
mili. Sexo y permisos, ¡¡viva el ejército!!
¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente