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Las dunas de Maspalomas dan mucho vicio

jueves, 15 de mayo de 2014


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Demasiado temprano para ver movimiento en las dunas de Maspalomas, todo estaba en calma, eran las 7.30 de la mañana y habíamos estado toda la madrugada tomando copas en un gran centro lúdico repleto de locales de ambiente gay de todas las clases imaginables, leather, osos, trasformistas, gente delgada, inmigrantes, maduros…
No habíamos tenido ningún éxito en las tentativas de ligar durante toda la noche. Esos chicos tan perfectos no eran para nosotros y obviamente nosotros para ellos tampoco.

Éramos mas de gente marginal o escondida, siempre nos dio mas morbo que estar a vista de todo el mundo intentando ligar, por eso creo no se nos daba nada bien a ninguno de los cuatro que salimos con nuestras mejores galas puestas y con las ganas de sexo a flor de piel.

Cuando empezó a amanecer desistimos del galanteo para irnos a descansar a la playa localizada detrás de las dunas, una de las playas gays más famosas situada en las Islas Canarias.
Juan Carlos era nuestro guía en las pequeñas vacaciones de tres días que habíamos tomado. Tenía un coqueto apartamento en Maspalomas donde nos hospedamos aceptando la invitación que desde hace tiempo estaba en pie y que no veíamos el momento de ejecutar, hasta que nos pusimos de acuerdo los tres amigos y sin apenas organizar mucho nos vimos montados en el avión rumbo a las islas afortunadas.

Caminando por la extensión de arena mágica apareció como un pequeño oasis verde, repleto de árboles formando un pequeño bosque en medio de la nada, los tres miramos a Juan Carlos interrogándole.

- Esta es la zona de cruising, dentro de un par de horas hay montones de tíos dando vueltas. Nos informó con una sonrisa alegre en la boca.

Eso si me gustaba, seguramente sería el primero en experimentar el lugar, me vuelve loco tener sexo con desconocidos sin siquiera entablar conversación previa. Mis mejores ratos de sexo fueron así, no me gustaba el sexo en pareja, demasiado monótono y aburrido, había tenido dos parejas serias de tiempo y acabé las dos veces desesperado, seguramente no fueron las personas adecuadas.

En las cuatro hamacas echamos un sueñecito bien reparador después de un baño, y en apenas una hora nos puso las pilas y comenzamos con las cervezas con picoteo a comentar el desastre de la noche anterior. Las miradas ya se nos iban a los cada vez más abundantes inquilinos de la playa.
Negros, blancos, mestizos, osos, maduros, musculosos… había para todos los gustos y dos de ellos no paraban de echarnos unas miraditas sonrientes en busca de aceptación. Sin ningún reparo les invitamos a departir con nosotros, el sólo hecho de tener algo de posibilidades nos empezaba a subir un poco el maltrecho ego que se nos quedó de la noche.

Un maduro bastante interesante de bañador blanco empezó a hacer buena conversación con Juan Carlos, al otro muchacho se le notaba que estaba prendado con Lolo, a él le iban mucho los morenos y éste encima era muy bello, aparte de tener un cuerpo perfectamente trabajado.
Yo no paraba de cruzar miradas con un chico pelirrojo que sentado sobre una silleta de playa me mandaba brindis con su botella de Heineken y Arturo era el que parecía más solitario en la reunión y fue el que decidió que ya no iba a esperar mas y tomó el camino del bosque que vimos antes de llegar a la playa.

Mientras veía como Arturo desaparecía entre las dunas observé que Lolo le comía la boca ansiosamente al moreno sin pararse en que los demás estaban delante, me pareció un poco obsceno e irrespetuoso pero lo entendí por las ganas que nos quedaron en la noche.
Mi pelirrojo no dejaba los repetitivos brindis sin reacción alguna, tendría que ser yo el que diese el primer paso, como siempre…

Hice ademán de levantarme para ir hacia él cuando mi observador recogió su toalla de la silleta y se encaminó en dirección hacia el bosque, no sin asegurarse antes de que lo siguiera a una distancia prudencial. Cuando aceleraba el ritmo para alcanzarlo el también lo aceleraba para no alcanzarle y el juego me empezó a poner nervioso, pero seguí a ver como terminaba.
Él ya había llegado a la extensa arboleda cuando paró antes de adentrarse en ella para fijar su mirada en mí, para cuando llegaba a su altura mi perseguido sonrió pícaramente y se dirigió hacia uno de los caminos repletos de matorral.
Hubo un momento en que lo perdí de vista sin saber hacia donde dirigirme en uno de los pequeños cruces de caminos, pero el sonido del crujir de unas ramas me indicó la dirección. Apoyado de pié sobre un tronco me esperaba, en cuanto me vio aparecer por el camino se dio la vuelta bajando su bañador estampado dejando al aire unas bonitas nalgas a medio enseñar.
“Éste no quiere charla”, pensé y sin dudarlo fui directo hacia él para posar mis manos en ese culo blanco y duro que disfrutaba de mi sometimiento empinándose pidiendo mas y mas. Mis manos terminaron de bajar su bañador mientras su cuello estremecía a mis besos cada vez menos delicados cuando su mano sacó mi miembro del bañador para colocarlo en su ano pidiéndome que empujara desesperadamente.

Iba bombeando lentamente hasta entrar por completo mientras mis manos disfrutaban su sabrosa verga masturbándola y deleitándose con sus testículos. Los gemidos de mi pelirrojo mudo sólo me provocaban acelerar salvajemente mis embestidas, pero el nerviosismo de la situación no me dejaba eyacular. No había cruzado palabra con él y era algo que no me resignaba a disfrutar el momento como yo hubiese querido, me resultaba extraño, una cosa era no hablar antes, pero durante el acto me gusta hablar y decir disparates.
A mi amigo parecía no importarle, todo lo contrario, el retardo le estaba provocando una excitación que no disimulaba en gritar airadamente mientras mi miembro entraba y salía por un culo que no paraba de moverse como enojado.

Los alaridos tarde o temprano atraerían la atención como así fue, un muchacho de unos 25 años apareció por el costado de donde nos encontrábamos acercándose sigilosamente pero siendo consciente de que lo había visto. Le indiqué que se acercara sin dejar en olvido el placer de mi amante, el cual seguía empujando con su mano sobre mi cintura pidiéndome no parar.
Cogiendo con mi mano el miembro del nuevo inquilino de la fiesta lo acerque hacia mi para deleitarme de esa sabrosa erección sin descuidar las acometidas que empezaban a cansarme, por lo que invité al nuevo amigo a ocupar mi lugar mientras yo disfrutaba de la espectacular verga que mi amante mudo no me dejó disfrutar anteriormente.

En el mismo momento que me arrodillé y sintió mis labios jugando con su verga mi amigo tuvo un espasmo que le hizo desembocar todo su placer sobre mi cara sin poder parar de gemir mientras el nuevo compañero descargaba dentro de el. La situación rápidamente terminó con besos entre los tres en una demostración de agradecimiento.

No cruzamos una sola palabra, simplemente miradas que lo decían todo y comenzamos a tomar cada uno nuestro camino. Quise acompañar a mi amante pelirrojo en la dirección de la playa pero antes de darme cuenta ya iba desapareciendo de la arboleda camino a las dunas que tapaban la playa.

Cuando llegué de nuevo donde dejé a mis compañeros de viaje solo estaba Juan Carlos conversando animadamente con el maduro con quien lo dejé, levantó su mirada y sonriendo me indicó que me sentara a su lado.

- Me ha dicho Arturo que has armado una buena en el bosque... dijo sin esperar a que me sentara.
- ¿Porqué lo dices?
- Tenías como a seis o siete alrededor pajeandose y mirando como te lo montabas con dos, y uno de ellos pegando gritos como un loco.
- Ja, ja, ja… ya sabes que yo cuando me pongo no hay quien me pare. Pero chico, ni siquiera se como se llama, no hemos cruzado una palabra. Nada mas terminar se vino para la playa y ya no lo veo.

El maduro interesante que acompañaba a mi amigo interrumpió en la conversación y con una voz muy atrayente sentenció: Ese no hablaría nada de español, aquí hay muchos extranjeros. Pero yo si lo hablo.
Mi mirada se dirigió directamente a Juan Carlos pidiendo una explicación; ¿me está tirando los tejos contigo delante?

Robert, así era su nombre, observó la situación y acertadamente se retiró a traer unas cervezas mientras Arturo me lo confesó todo:

- Desde que te has ido no ha parado de preguntarme por ti, quiere conocerte y yo le he dado conversación porque es muy agradable y quería ver si cambiaba de opinión para llevármelo, pero está por ti. ¡Aprovéchalo!

Con tres cervezas en la mano llegó para quedarse mientras Juan Carlos disimuladamente desapareció, frente a frente estuvimos hablando un buen rato y mis ojos no dejaban de fijarse en un pecho con el vello justo que se sentía apetitoso, pero esa es otra historia que merece ser contada detenidamente. 

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

4 comentarios:

  1. Anónimo16:33

    Pues tienen la zona toda llena de basura, una cosa es que follen, pero otra cosa es que dejen todo hecho una mierda.

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  2. Anónimo16:36

    Hay zonas en las que da verdadero asco y sobre todo en la zona del bosque. No se lo pueden imaginar.

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  3. Tiene usted toda la razón del mundo. Yo hace siglos que no voy, pero me imagino...

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  4. Anónimo12:35

    Cuando yo iba estaba bastante limpia. El sitio es magnífico y tienes para escoger en la opción que mas te guste.
    Si que hay maduros y jóvenes. Yo me follé a un alemán maduro, de un culo soberbio y unas tetitas suaves y de pezoncitos marrones. El tío era muy vicioso, lampiño y me corri muy a gusto, en su culo y en su boca.

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