¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
No habíamos tenido
ningún éxito en las tentativas de ligar durante toda la noche. Esos chicos tan
perfectos no eran para nosotros y obviamente nosotros para ellos tampoco.
Éramos mas de gente
marginal o escondida, siempre nos dio mas morbo que estar a vista de todo el
mundo intentando ligar, por eso creo no se nos daba nada bien a ninguno de los cuatro
que salimos con nuestras mejores galas puestas y con las ganas de sexo a flor
de piel.
Cuando empezó a
amanecer desistimos del galanteo para irnos a descansar a la playa localizada
detrás de las dunas, una de las playas gays más famosas situada en las Islas
Canarias.
Juan Carlos era
nuestro guía en las pequeñas vacaciones de tres días que habíamos tomado. Tenía
un coqueto apartamento en Maspalomas donde nos hospedamos aceptando la
invitación que desde hace tiempo estaba en pie y que no veíamos el momento de
ejecutar, hasta que nos pusimos de acuerdo los tres amigos y sin apenas
organizar mucho nos vimos montados en el avión rumbo a las islas afortunadas.
Caminando por la
extensión de arena mágica apareció como un pequeño oasis verde, repleto de árboles
formando un pequeño bosque en medio de la nada, los tres miramos a Juan Carlos
interrogándole.
- Esta es la
zona de cruising, dentro de un par de horas hay montones de tíos dando vueltas. Nos informó con una sonrisa alegre en la boca.
Eso si me gustaba,
seguramente sería el primero en experimentar el lugar, me vuelve loco tener
sexo con desconocidos sin siquiera entablar conversación previa. Mis mejores
ratos de sexo fueron así, no me gustaba el sexo en pareja, demasiado monótono y
aburrido, había tenido dos parejas serias de tiempo y acabé las dos veces
desesperado, seguramente no fueron las personas adecuadas.
En las cuatro
hamacas echamos un sueñecito bien reparador después de un baño, y en apenas una
hora nos puso las pilas y comenzamos con las cervezas con picoteo a comentar el
desastre de la noche anterior. Las miradas ya se nos iban a los cada vez más
abundantes inquilinos de la playa.
Negros, blancos,
mestizos, osos, maduros, musculosos… había para todos los gustos y dos de ellos
no paraban de echarnos unas miraditas sonrientes en busca de aceptación. Sin
ningún reparo les invitamos a departir con nosotros, el sólo hecho de tener
algo de posibilidades nos empezaba a subir un poco el maltrecho ego que se nos
quedó de la noche.
Un maduro bastante
interesante de bañador blanco empezó a hacer buena conversación con Juan
Carlos, al otro muchacho se le notaba que estaba prendado con Lolo, a él le
iban mucho los morenos y éste encima era muy bello, aparte de tener un cuerpo
perfectamente trabajado.
Yo no paraba de
cruzar miradas con un chico pelirrojo que sentado sobre una silleta de playa me
mandaba brindis con su botella de Heineken y Arturo era el que parecía más
solitario en la reunión y fue el que decidió que ya no iba a esperar mas y tomó
el camino del bosque que vimos antes de llegar a la playa.
Mientras veía como
Arturo desaparecía entre las dunas observé que Lolo le comía la boca
ansiosamente al moreno sin pararse en que los demás estaban delante, me pareció
un poco obsceno e irrespetuoso pero lo entendí por las ganas que nos quedaron
en la noche.
Mi pelirrojo no
dejaba los repetitivos brindis sin reacción alguna, tendría que ser yo el que
diese el primer paso, como siempre…
Hice ademán de
levantarme para ir hacia él cuando mi observador recogió su toalla de la
silleta y se encaminó en dirección hacia el bosque, no sin asegurarse antes de
que lo siguiera a una distancia prudencial. Cuando aceleraba el ritmo para
alcanzarlo el también lo aceleraba para no alcanzarle y el juego me empezó a
poner nervioso, pero seguí a ver como terminaba.
Él ya había llegado
a la extensa arboleda cuando paró antes de adentrarse en ella para fijar su
mirada en mí, para cuando llegaba a su altura mi perseguido sonrió pícaramente
y se dirigió hacia uno de los caminos repletos de matorral.
Hubo un momento en
que lo perdí de vista sin saber hacia donde dirigirme en uno de los pequeños
cruces de caminos, pero el sonido del crujir de unas ramas me indicó la
dirección. Apoyado de pié sobre un tronco me esperaba, en cuanto me vio aparecer
por el camino se dio la vuelta bajando su bañador estampado dejando al aire
unas bonitas nalgas a medio enseñar.
“Éste no quiere
charla”, pensé y sin dudarlo fui directo hacia él para
posar mis manos en ese culo blanco y duro que disfrutaba de mi sometimiento empinándose
pidiendo mas y mas. Mis manos terminaron de bajar su bañador mientras su cuello
estremecía a mis besos cada vez menos delicados cuando su mano sacó mi miembro
del bañador para colocarlo en su ano pidiéndome que empujara desesperadamente.
Iba bombeando
lentamente hasta entrar por completo mientras mis manos disfrutaban su sabrosa
verga masturbándola y deleitándose con sus testículos. Los gemidos de mi
pelirrojo mudo sólo me provocaban acelerar salvajemente mis embestidas, pero el
nerviosismo de la situación no me dejaba eyacular. No había cruzado palabra con
él y era algo que no me resignaba a disfrutar el momento como yo hubiese
querido, me resultaba extraño, una cosa era no hablar antes, pero durante el
acto me gusta hablar y decir disparates.
A mi amigo parecía
no importarle, todo lo contrario, el retardo le estaba provocando una
excitación que no disimulaba en gritar airadamente mientras mi miembro entraba
y salía por un culo que no paraba de moverse como enojado.
Los alaridos tarde
o temprano atraerían la atención como así fue, un muchacho de unos 25 años
apareció por el costado de donde nos encontrábamos acercándose sigilosamente
pero siendo consciente de que lo había visto. Le indiqué que se acercara sin
dejar en olvido el placer de mi amante, el cual seguía empujando con su mano
sobre mi cintura pidiéndome no parar.
Cogiendo con mi
mano el miembro del nuevo inquilino de la fiesta lo acerque hacia mi para
deleitarme de esa sabrosa erección sin descuidar las acometidas que empezaban a
cansarme, por lo que invité al nuevo amigo a ocupar mi lugar mientras yo
disfrutaba de la espectacular verga que mi amante mudo no me dejó disfrutar
anteriormente.
En el mismo momento
que me arrodillé y sintió mis labios jugando con su verga mi amigo tuvo un
espasmo que le hizo desembocar todo su placer sobre mi cara sin poder parar de
gemir mientras el nuevo compañero descargaba dentro de el. La situación
rápidamente terminó con besos entre los tres en una demostración de agradecimiento.
No cruzamos una
sola palabra, simplemente miradas que lo decían todo y comenzamos a tomar cada
uno nuestro camino. Quise acompañar a mi amante pelirrojo en la dirección de la
playa pero antes de darme cuenta ya iba desapareciendo de la arboleda camino a
las dunas que tapaban la playa.
Cuando llegué de
nuevo donde dejé a mis compañeros de viaje solo estaba Juan Carlos conversando
animadamente con el maduro con quien lo dejé, levantó su mirada y sonriendo me
indicó que me sentara a su lado.
- Me ha dicho
Arturo que has armado una buena en el bosque... dijo
sin esperar a que me sentara.
- ¿Porqué lo
dices?
- Tenías como a
seis o siete alrededor pajeandose y mirando como te lo montabas con dos, y uno
de ellos pegando gritos como un loco.
- Ja, ja, ja… ya
sabes que yo cuando me pongo no hay quien me pare. Pero chico, ni siquiera se
como se llama, no hemos cruzado una palabra. Nada mas terminar se vino para la
playa y ya no lo veo.
El maduro
interesante que acompañaba a mi amigo interrumpió en la conversación y con una
voz muy atrayente sentenció: Ese no hablaría nada de español, aquí hay
muchos extranjeros. Pero yo si lo hablo.
Mi mirada se
dirigió directamente a Juan Carlos pidiendo una explicación; ¿me está tirando
los tejos contigo delante?
Robert, así era su
nombre, observó la situación y acertadamente se retiró a traer unas cervezas
mientras Arturo me lo confesó todo:
- Desde que te
has ido no ha parado de preguntarme por ti, quiere conocerte y yo le he dado
conversación porque es muy agradable y quería ver si cambiaba de opinión para
llevármelo, pero está por ti. ¡Aprovéchalo!
Con tres cervezas
en la mano llegó para quedarse mientras Juan Carlos disimuladamente
desapareció, frente a frente estuvimos hablando un buen rato y mis ojos no
dejaban de fijarse en un pecho con el vello justo que se sentía apetitoso, pero
esa es otra historia que merece ser contada detenidamente.
¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Pues tienen la zona toda llena de basura, una cosa es que follen, pero otra cosa es que dejen todo hecho una mierda.
ResponderEliminarHay zonas en las que da verdadero asco y sobre todo en la zona del bosque. No se lo pueden imaginar.
ResponderEliminarTiene usted toda la razón del mundo. Yo hace siglos que no voy, pero me imagino...
ResponderEliminarCuando yo iba estaba bastante limpia. El sitio es magnífico y tienes para escoger en la opción que mas te guste.
ResponderEliminarSi que hay maduros y jóvenes. Yo me follé a un alemán maduro, de un culo soberbio y unas tetitas suaves y de pezoncitos marrones. El tío era muy vicioso, lampiño y me corri muy a gusto, en su culo y en su boca.