¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Con veintipocos
años tenía un cuerpo espectacular de tanto deporte lo que nos encargábamos de
comprobar Julio y yo cada vez que entraba en la tienda. Se nos caía la baba
fantaseando con el y con su cuerpo de 1.85 aproximadamente, totalmente fibrado.
Julio, mi compañero
de horario en la despensa de bebidas era tan gay o más que yo, a los dos se nos
notaba, sobre todo cuando pasábamos juntos, no cortábamos nuestra pluma pues
juntos nos divertíamos mucho y porqué no decirlo, nos abría muchas puertas con
los clientes gays, que iban muchos.
Cuando Rodrigo
entraba a comprar su refresco mi compañero siempre venía para mi sección a
comentar cualquier tontería con el para ver si nos daba juego, pero el joven no
era muy hablador, aparte de parecer muy vergonzoso, o quizás los dos lo
intimidábamos demasiado.
Se fue poco a poco
abriendo con nosotros y fuimos ganándonos su confianza, cada vez que paraba
para tomar algo terminábamos sentados en la pequeña mesa que teníamos al lado
del mostrador hablando de cualquier cosa.
Una de las veces
nos confesó que tenía novia pero que no era nada serio, “no estoy en edad de
compromisos todavía, tengo que terminar la carrera primero” decía con frecuencia.
- ¿Nosotros no
creo que te tengamos que decir nada sobre nuestros gustos no? Julio, como siempre, tuvo que abrir su bocaza.
- No hace falta, dijo poniendo una sonrisa de aceptación.
- Por lo que veo
no te importa. Mi amigo seguía con su interrogatorio.
- Para nada,
tengo muchos amigos que son gays. Apostilló nuestro
adonis.
La dichosa
“frasecita” ya salió, me remata cuando alguien viene con la cantinela de “soy
tan moderno que tengo amigos gay”. No se que querrán demostrar con eso pero a
mi en particular me pone de mal humor, es como una moda, si no tienes amigos
gays no eres cool.
Mi cara de disgusto
la notó antes de partir de nuevo a
su recorrido y Julio me lo dijo nada mas irse:
- Que cara de
viuda amargada has puesto cari. Se te ha notado
mucho.
- Es que me
cansa la tontería de siempre, los muchachos que siempre dicen eso o son
maricones o quieren serlo y no se atreven… lo mismo me estoy haciendo mayor
pero es que me revienta. Mi cabreo era evidente y
Julio se fue a su sección de licores con cara de mujer fatal negando con la
cabeza.
Ya nunca seguimos
con el tema cada vez que repetía la operación la mayoría de tardes y gracias a
eso pudimos saber que estudiaba arqueología y le fascinaba coleccionar coches
de rally en miniatura, pero que había cortado la colección porque las
matriculas de la universidad eran tremendas de caras, “y mis padres ya no
sueltan plata”.
Llegamos a
conocernos bastante y hubo una temporada que le dio por contarnos el sexo que
tenía con su novia poniéndonos realmente cachondo cada vez que nos relataba sus
encuentros. Julio le exigía detalles, hasta los mas específicos, yo también
deseaba oírlos pero nunca me atreví a interrogarle sobre todo ello.
- ¿Nunca lo has
hecho con un tío? Julio de nuevo exprimía sus
posibilidades sin pensar si podía sentarle mal sus impertinentes preguntas.
- Por ahora no,
pero nunca se sabe, estoy en edad de experimentar.
Su respuesta nos
dejó atónitos pues nos miramos disimuladamente diciéndonos cual de los dos
podría ser el afortunado.
- Pues cuando
quieras lo dices y aquí estamos para experimentarte.
Mi amigo era realmente directo, lo que me daba bastante vergüenza, pero
reconozco que facilitaba mucho el trabajo.
Justo después de
navidad teníamos el bendito inventario y estuvimos todo el jueves cerrado
contando y recontando la mercadería de todas las secciones. Estuve ayudando a
todos durante la mañana para terminar pronto pero cuando llegó el recuento de
la mía me quedé solo. Realmente no me importaba pues prefiero hacerlo sólo
antes que ir recontando por la falta de interés de los compañeros, además la
mía era bastante pequeña, en un par de horas lo terminaría y toda la tarde
libre.
Ya se iban ido
varios de los compañeros del almacén no sin antes ofrecerme su ayuda cuando
Rodrigo tocó a la ventana haciendo gestos preguntando si hoy no podría tomarse
su refrigerio.
- Pasa por la
puerta del almacén. Le gesticulé como pude.
Mi sorpresa cuando
llegué al almacén pudo notarla Miguel el informático, todos se habían ido ya y
sólo quedaba el contrarrestando los informes de inventario que nosotros le
ibamos dando.
- Sólo quedas tú,
¿te falta mucho para terminar? Miguel se veía con
prisa también por irse.
- Todavía no he
empezado, si he estado ayudando a los demás, pero te lo termino rápido y te
dejo el informe en la mesa si quieres, mañana a primera hora lo metes.
- ¡Perfecto!
Cierra tú que yo me voy a ir enseguida. Aceptó pues
sabía que era de los pocos en los que podía confiar.
Cuando abrí la
puerta y estaba Rodrigo en la puerta esperando.
- ¡Que rápido
has dado la vuelta! Yo me tomaba como 5 minutos mínimo
en dar toda la vuelta a la cuadra.
- ¿Porqué esta
cerrado hoy? Sin hacer caso de mi comentario Rodrigo
mostraba su inquietud de ver el local cerrado al público.
- Estamos de
inventario, hay que hacerlo un par de veces al año.
- ¿Pero puedes
venderme algo?
- Sí pasa, sólo
quedo yo por hacerlo y también me voy, hoy descansamos por la tarde.
Rodrigo repasaba
toda la tienda vacía antes de llegar a mi puesto donde siempre nos sentábamos a
charlar un rato, no paraba de observar lo diferente que era la bodega sin gente
y sin la bulla habitual.
- ¡Impresiona
ver esto vacío!
- ¿Es raro
verdad? Yo me siento incómodo sin el ruido habitual, pero se trabaja mejor. Comenté mientras empezaba a contabilizar manualmente.
- Si quieres te
ayudo, ¿que tienes que hacer? Se levantó y se apoyó en
el mostrador dejando ver como se marcaba su paquete en el apretado pantalón
blanco deportivo que llevaba.
Mi mirada no pudo
evitarlo y quedó fijamente mirando su entrepierna, pero rápidamente elevé la
mirada con la esperanza de que no se hubiese dado cuenta. Su sonrisa decía todo
lo contrario.
- Tengo que…
bueno, tengo que contar todo esto uno a uno. Mis
mejillas comenzaron a arderme de la vergüenza.
Rodrigo seguía en
la misma posición sin apenas inmutarse y me di la vuelta hacia las estanterías para
seguir contando artículos con la esperanza de que mi rubor se pasara rápido
cuando noté que se echó hacia mí agarrando mi paquete y frotándose contra mis
nalgas.
- ¿Lo estas
deseando tanto como yo? Rodrigo comenzaba a sobar mi
pecho con una mano y la otra intentaba entrar debajo de mis pantalones.
- ¡Tienes que
ser una buena perra follando!
Mientras su boca
recorría mi cuello creí que no era real lo que estaba pasando y dejé que
hiciese hasta reaccionar, pero no me dio tiempo. Sus manos desabrocharon mi
pantalón y los bajaron sin apenar darme cuenta sintiendo como sus dedos lubricaban
mi ano.
La situación me
impedía hablar por el sobresalto de sentir como entraba su verga, solo pude
limitarme a disfrutarlo inmóvil mientras sus manos me masturbaban torpemente.
- ¡Dios! Sabía
que tenías un culo rico. Decía mientras iba bombeándome
cada vez mas violento.
Se corrió de una
mientras sus manos se preparaban en mi entrepierna para recibir mi esperma
alborotado por tanto placer inesperado. No aguanté mucho mas, mis rodillas
flaquearon en el mismo momento que con su verga aún dentro de mi sentí que me
corría en sus manos a la vez que al oído su voz me animaba a eyacular.
- ¡Me has cogido
a traición! Dije con una sonrisa permanente en mi
cara.
- ¿Pero te
gusto? Mi amante pedía mi aprobación sin saber que
sólo una mirada suya bastaba para encender mi pasión.
- ¿Y a ti? Me puse enigmático.
- Claro que me
ha gustado, me encanta meterla por detrás.
- ¿Y nada más?
- Es cuestión de
quitarme los prejuicios, pero por ahora todavía los tengo.
¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
0 comentarios:
Publicar un comentario