¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Tocaba la guitarra
en la rondalla del grupo y aunque muy vivido yo era de los mas jóvenes del
grupo, pertenecía a la escuela de música de la agrupación cuando dos de las
guitarras titulares no pudieron realizar el viaje por motivos de trabajo y nos
llevaron a dos alumnos de los mas aventajados. Riky y yo estábamos encantados
de que nos llevaran con el grupo titular pues eran realmente pocas las oportunidades
que había de integrar la compañía en los cada vez más abundantes viajes por
toda la geografía nacional. Yo ya había ido a un par de festivales sustituyendo
a los titulares pero Ricky se estrenaba y su excitación se notó desde que le
dijeron que él iría a este viaje.
El resto del grupo
pensaría que yo me sentiría mal por estar el día de mi cumpleaños y en pleno
viaje el director se me apareció en un momento con una torta enorme al canto
del “cumpleaños feliz” que todo el autobús coreaba. Mis colores empezaron a
adueñarse de mis mejillas y casi estuve a punto de llorar, pero jamás dejaba
que eso ocurriese, era un chico duro criado en la calle y mostrar mis
debilidades no entraba en mis planes.
Que el director del
grupo me besara las mejillas para felicitarme aún fue mas humillante, pues mi
ego terminó por los suelos al tratarme como a un niño, un apretón de manos
hubiese sido suficiente pero la protección excesiva que el director nos
proporcionaba a todos le impedía ser formal.
Durante las 9 horas
de camino me colmaron de atenciones sobre todo las integrantes del coro y algún
que otro componente del grupo de baile, entre ellos los tres gays declarados.
Divertidísimos los tres y con una pluma evidente que exageraban cuando iban en
plan de broma para provocar las risas de los aburridos integrantes del grupo
que bostezaban y dormían casi todo el trayecto.
Uno de ellos,
Efrén, era el más extrovertido y departía con todos con total naturalidad,
incluso conmigo que sólo era un sustituto temporal y circunstancial que la
desgracia de uno de los componentes habituales me había permitido viajar.
Efrén tenía sobre
los 25 años mas o menos y en los últimos ensayos me fue dirigiendo en los
compases en los que iba atrasado pues también era músico aparte de bailar y me
asesoraba cuando a el no le tocaba bailar las piezas.
Simpatizó conmigo
enseguida al saber que yo era de vida difícil, igual que el, criados en la
calle, sin unos padres como deberían de ser y con algunos problemas familiares
por la venta de drogas. A los dos nos salvó entrar en la compañía de folklore
del barrio, donde encontré mi verdadera vocación aprendiendo a tocar la
guitarra, además las cada vez mas horas que pasaba en los ensayos estaban
consiguiendo apartarme de las malas compañías que frecuentaba a menudo.
Con la confianza
vino el juego de “mariconear” conmigo en plan gracioso para que me sintiera
integrado en el grupo y las bromas cada vez subían de nivel, llegando a la
tontera de perseguirnos para tocarnos los traseros una vez nos alcanzábamos.
Yo notaba como
Efrén le ponía vicio cada vez que me tocaba y realmente a mi no me disgustaba,
pero imaginar que cualquiera pudiese pensar que yo era gay me martirizaba por
eso dejaba el juego en cuanto sentía que la cosa iba demasiado lejos.
Yo ya había tenido
varias experiencias sexuales callejeras con los amigos de mi pandilla, incluso
a uno de los padres de mis amigos le gustaba tocarme cada vez que tenía
oportunidad y nos quedábamos solos mientras mandaba a su hijo a comprar algo
con ese pretexto. Me dejaba, y disfrutaba sus sobos a mi verga hasta que un día
me la dejé chupar por él y me creo un estado de confusión terrible, no sabía si
era por pensar que podría ser gay de verdad o por haberlo hecho con el padre de
un verdadero amigo, era todo bastante confuso y eso nunca me pasaba cuando lo
hacía con los amigos, yo en ese tiempo no me planteaba nada respecto a mi
condición sexual, sólo disfrutaba con ellos teniendo sexo, penetrando y
dejándome penetrar, sin pensar en nada mas, solo recuerdo que me lo pasaba en
grande y mis compañeros también.
Ricky, mi compañero
de asiento empezó a sentirse mal, el dolor de barriga era cada vez mas intenso
y se lo comuniqué al director, paró inmediatamente en una estación de servicio
para que fuese al baño pero la sorpresa fue que varios estaban igual que él.
Sin duda esa comida tan rara que consumimos en una zona de descanso de la
autovía estaba haciendo su efecto en varios componentes de la compañía.
Volvió del baño
aliviado y aguantó estoicamente sin abrir la boca hasta llegar a la ciudad
donde nos hospedaríamos, pero antes de pasar por el hotel el director obligó al
conductor del autobus a dejarlo a él y a mi compañero en urgencias del
hospital. Pensé que exageraba, pero el director era así, no quería que ninguno
lo pasásemos mal y no dudó en quedarse tranquilo llevándolo a hacerle una
revisión.
- “Leve
intoxicación por alimentos en mal estado, ¿quieren denunciar al restaurante?”. La voz de la doctora sonaba amenazante.
- No, sólo
quiero saber si es algo grave. Apuntó nuestro
director.
- Esta noche que
la pase aquí, le ponemos una vía con suero y le hacemos un lavado de estómago,
mañana temprano ya puede salir. Las palabras de la
doctora eran tranquilizadoras.
El director nos
mandó para el hotel y él se quedó para pasar la noche con Ricky, ya era tarde y
todavía había que acomodarse en las habitaciones antes de cenar en el mismo
hotel donde nos hospedábamos.
Las habitaciones ya
estaban repartidas desde el comienzo del viaje y obviamente yo compartiría
habitación con Ricky, por lo que me desanimó saber que pasaría la noche solo
justo en el día de mi cumpleaños. Efrén notó mi tristeza en el reparto de
llaves y con una dulzura propia de alguien que sabe complacer pasó su brazo
sobre mi hombro y me comentó que vendría conmigo a dormir en cuanto arregle con
su compañero de habitación.
- No importa
Efrén, no pasa nada, me pongo la tele y me duermo enseguida. Intenté hacerme el duro.
- ¡Que no
hombre! Hay que celebrar tu cumple. Acomódate en tu habitación que hablo con mi
compañero y voy para allá.
Se presentó en la
habitación con su maleta avisando que venían mas para hacer una reunión de
cumpleaños y en menos de 30 minutos ya estaban allí con botellas del minibar y un
bizcocho de los que las señoras del coro se llevaban siempre a los viajes.
Una improvisada
vela hecha con varias servilletas y cartón apestaba cuando después del soplido quedó apagada dejando
los restos de humo la habitación totalmente repleta.
- Y ahora tu primer cubata, ¡pero sólo uno! Efrén se erigía como maestro de ceremonias.
Disfruté el Ron con
cola “de a poquito” como me dijo mi nuevo compañero
de habitación mientras reíamos de las experiencias que contaban los demás de
cuando tenían mis recién cumplidos 15 años y en poco tiempo ya estaban retirándose
a sus habitaciones, la jornada folklórica empezaba a las 10 de la mañana con un
desfile por la ciudad y teníamos que estar descansados.
Efrén salió de la
ducha apremiándome para que entrara yo y no se hiciese muy tarde para dormir,
su cuerpo brillaba espectacularmente sólo tapado con la toalla y su pluma
mágicamente había desaparecido.
- Que no te
extrañe, el plumeo sólo es para la risa, y guiñandome
un ojo se sentó en la cama con el control de la televisión.
Salí de la ducha
con la toalla rodeando mi cintura para también disponerme a sentarme y ver alguna película que Efrén habría elegido, pero me ofreció sentarme al
lado de el en su cama para terminar las pocas cosas que quedaban del cumpleaños
todas repartidas por la colcha. Papas fritas, ganchitos de queso, gominolas
extremadamente dulces… toda una clase de golosinas que daríamos buena cuenta
entre los dos.
- Vamos a
terminarnos la botella de ron, pero no digas nada de que te he dado, sino el
“dire” me echa la bulla, que eres menor.
Ya se me estaba
subiendo el trago a la cabeza cuando Efrén cortó el suministro mientras veíamos
cualquier programa realmente aburrido y ya mis ojos se iban fijando en los
detalles de su toalla que sobresalía algo que empezaba a excitarme.
- El trago es
que me pone bruto, jajaja. Ahora me meto al baño y me descargo. Con mucha naturalidad Efrén respondió a mis miradas.
Mi mirada no podía
apartarla de aquel paquete que me estaba provocando la excitación disimulándola
con las bolsas de papas fritas encima mientras Efrén devoraba los gusanitos
despreocupadamente a mi erección, pero mirándome de vez en cuando cerciorándose
de que no podía apartar mis ojos de aquel jugoso dulce.
- ¿Nos pajeamos
los dos? Dijo de una sin darle importancia. ¿Te
habrás dado pajas con tus amigos no?
Mi gesto de
aceptación lo esperaba sin mucha expectación y ni corto ni perezoso se despojó
de la toalla dejando a la luz una hermosa verga totalmente erecta que cogió con
toda su mano comenzando a masturbarse.
Hice lo mismo
esperando que me mirara pero no obtuve respuesta, yo no podía dejar de
masturbarme mirando aquella mano que frotaba deliciosamente su cada vez mas
explosivo glande.
- Házmela y yo
te la hago a ti, comentó sin esperar mi respuesta para
agarrar mi miembro.
Efrén ya se había
desatado sintiendo mi mano frotar su miembro y se lanzó a besar mis testículos
rematando en la entrada de mi ano, sentí un placer que me hizo abrir las
piernas automáticamente mientras su lengua comenzaba a hacer movimientos
exquisitos a la misma vez que sus ojos se clavaban en los míos.
- Chúpamela, ¿lo
has hecho antes?
Asentí mientras
acostado sobre la ancha cama mi boca fue directa a tragar ese palo hasta el
fondo, cuando su dedo comenzó a entrar suavemente en mi ano obligándome a gemir
y abrir las piernas empinando el trasero por el placer.
Sentado sobre él
sus manos agarraban mis nalgas separándolas para facilitar la entrada de una
locomotora que pedía paso sin remisión. Me movía como jamás lo había hecho
disfrutando ese miembro dentro de mí mientras sus dientes mordisqueaban mis
pezones duros como las piedras.
Ya no pude más y
descargué mi esperma sobre su pecho y barriga gimiendo silenciosamente lo que
mi amigo agradeció echándome hacia sí, besándome el cuello muy viciosamente
mientras sus manos daban pequeñas cachetadas a mis nalgas.
Salió rápido y echándome
hacia atrás se puso encima de mí regandome con su esperma que salió disparado
hacia mi pecho. Cuando terminó de exprimir el miembro lo dirigió hacia mi boca
y no pude mas que disfrutarlo lentamente limpiando todos los restos de esperma.
Nunca lo había hecho y me gustó. El sabor de su jugo fue algo que disfruté como
un gran descubrimiento.
- No dirás nada
de esto, mañana como si tal cosa ¿vale? Dijo
preocupado
- Claro, ¿que
crees?
Pensé que debía ser
yo el que debería estar preocupado, había estado por primera vez con un gay que
se enorgullecía de serlo y empezaba a plantearme mi condición. Pero el gran
regalo que me dio de cumpleaños me hizo olvidar por un momento mis dudas y
disfrutar el siguiente mientras nos duchábamos.