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Mi gran regalo de 15 años

lunes, 26 de mayo de 2014 | 16 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Pasé mi 15 cumpleaños metido en un autobús con mi grupo de folklore viajando a un pequeño festival de Cuellar, en la provincia de Segovia, no era como yo lo había soñado pero resultó ser bastante divertido por varias razones, sobre todo por el sorprendente giro de acontecimientos que fueron pasando al final del día.

Tocaba la guitarra en la rondalla del grupo y aunque muy vivido yo era de los mas jóvenes del grupo, pertenecía a la escuela de música de la agrupación cuando dos de las guitarras titulares no pudieron realizar el viaje por motivos de trabajo y nos llevaron a dos alumnos de los mas aventajados. Riky y yo estábamos encantados de que nos llevaran con el grupo titular pues eran realmente pocas las oportunidades que había de integrar la compañía en los cada vez más abundantes viajes por toda la geografía nacional. Yo ya había ido a un par de festivales sustituyendo a los titulares pero Ricky se estrenaba y su excitación se notó desde que le dijeron que él iría a este viaje.

El resto del grupo pensaría que yo me sentiría mal por estar el día de mi cumpleaños y en pleno viaje el director se me apareció en un momento con una torta enorme al canto del “cumpleaños feliz” que todo el autobús coreaba. Mis colores empezaron a adueñarse de mis mejillas y casi estuve a punto de llorar, pero jamás dejaba que eso ocurriese, era un chico duro criado en la calle y mostrar mis debilidades no entraba en mis planes.
Que el director del grupo me besara las mejillas para felicitarme aún fue mas humillante, pues mi ego terminó por los suelos al tratarme como a un niño, un apretón de manos hubiese sido suficiente pero la protección excesiva que el director nos proporcionaba a todos le impedía ser formal.

Durante las 9 horas de camino me colmaron de atenciones sobre todo las integrantes del coro y algún que otro componente del grupo de baile, entre ellos los tres gays declarados. Divertidísimos los tres y con una pluma evidente que exageraban cuando iban en plan de broma para provocar las risas de los aburridos integrantes del grupo que bostezaban y dormían casi todo el trayecto.
Uno de ellos, Efrén, era el más extrovertido y departía con todos con total naturalidad, incluso conmigo que sólo era un sustituto temporal y circunstancial que la desgracia de uno de los componentes habituales me había permitido viajar.

Efrén tenía sobre los 25 años mas o menos y en los últimos ensayos me fue dirigiendo en los compases en los que iba atrasado pues también era músico aparte de bailar y me asesoraba cuando a el no le tocaba bailar las piezas.
Simpatizó conmigo enseguida al saber que yo era de vida difícil, igual que el, criados en la calle, sin unos padres como deberían de ser y con algunos problemas familiares por la venta de drogas. A los dos nos salvó entrar en la compañía de folklore del barrio, donde encontré mi verdadera vocación aprendiendo a tocar la guitarra, además las cada vez mas horas que pasaba en los ensayos estaban consiguiendo apartarme de las malas compañías que frecuentaba a menudo.

Con la confianza vino el juego de “mariconear” conmigo en plan gracioso para que me sintiera integrado en el grupo y las bromas cada vez subían de nivel, llegando a la tontera de perseguirnos para tocarnos los traseros una vez nos alcanzábamos.
Yo notaba como Efrén le ponía vicio cada vez que me tocaba y realmente a mi no me disgustaba, pero imaginar que cualquiera pudiese pensar que yo era gay me martirizaba por eso dejaba el juego en cuanto sentía que la cosa iba demasiado lejos.
Yo ya había tenido varias experiencias sexuales callejeras con los amigos de mi pandilla, incluso a uno de los padres de mis amigos le gustaba tocarme cada vez que tenía oportunidad y nos quedábamos solos mientras mandaba a su hijo a comprar algo con ese pretexto. Me dejaba, y disfrutaba sus sobos a mi verga hasta que un día me la dejé chupar por él y me creo un estado de confusión terrible, no sabía si era por pensar que podría ser gay de verdad o por haberlo hecho con el padre de un verdadero amigo, era todo bastante confuso y eso nunca me pasaba cuando lo hacía con los amigos, yo en ese tiempo no me planteaba nada respecto a mi condición sexual, sólo disfrutaba con ellos teniendo sexo, penetrando y dejándome penetrar, sin pensar en nada mas, solo recuerdo que me lo pasaba en grande y mis compañeros también.

Ricky, mi compañero de asiento empezó a sentirse mal, el dolor de barriga era cada vez mas intenso y se lo comuniqué al director, paró inmediatamente en una estación de servicio para que fuese al baño pero la sorpresa fue que varios estaban igual que él. Sin duda esa comida tan rara que consumimos en una zona de descanso de la autovía estaba haciendo su efecto en varios componentes de la compañía.
Volvió del baño aliviado y aguantó estoicamente sin abrir la boca hasta llegar a la ciudad donde nos hospedaríamos, pero antes de pasar por el hotel el director obligó al conductor del autobus a dejarlo a él y a mi compañero en urgencias del hospital. Pensé que exageraba, pero el director era así, no quería que ninguno lo pasásemos mal y no dudó en quedarse tranquilo llevándolo a hacerle una revisión.

- “Leve intoxicación por alimentos en mal estado, ¿quieren denunciar al restaurante?”. La voz de la doctora sonaba amenazante.
- No, sólo quiero saber si es algo grave. Apuntó nuestro director.
- Esta noche que la pase aquí, le ponemos una vía con suero y le hacemos un lavado de estómago, mañana temprano ya puede salir. Las palabras de la doctora eran tranquilizadoras.

El director nos mandó para el hotel y él se quedó para pasar la noche con Ricky, ya era tarde y todavía había que acomodarse en las habitaciones antes de cenar en el mismo hotel donde nos hospedábamos.
Las habitaciones ya estaban repartidas desde el comienzo del viaje y obviamente yo compartiría habitación con Ricky, por lo que me desanimó saber que pasaría la noche solo justo en el día de mi cumpleaños. Efrén notó mi tristeza en el reparto de llaves y con una dulzura propia de alguien que sabe complacer pasó su brazo sobre mi hombro y me comentó que vendría conmigo a dormir en cuanto arregle con su compañero de habitación.

- No importa Efrén, no pasa nada, me pongo la tele y me duermo enseguida. Intenté hacerme el duro.
- ¡Que no hombre! Hay que celebrar tu cumple. Acomódate en tu habitación que hablo con mi compañero y voy para allá.

Se presentó en la habitación con su maleta avisando que venían mas para hacer una reunión de cumpleaños y en menos de 30 minutos ya estaban allí con botellas del minibar y un bizcocho de los que las señoras del coro se llevaban siempre a los viajes.
Una improvisada vela hecha con varias servilletas y cartón  apestaba cuando después del soplido quedó apagada dejando los restos de humo la habitación totalmente repleta.

- Y ahora tu primer cubata, ¡pero sólo uno! Efrén se erigía como maestro de ceremonias.

Disfruté el Ron con cola “de a poquito” como me dijo mi nuevo compañero de habitación mientras reíamos de las experiencias que contaban los demás de cuando tenían mis recién cumplidos 15 años y en poco tiempo ya estaban retirándose a sus habitaciones, la jornada folklórica empezaba a las 10 de la mañana con un desfile por la ciudad y teníamos que estar descansados.

Efrén salió de la ducha apremiándome para que entrara yo y no se hiciese muy tarde para dormir, su cuerpo brillaba espectacularmente sólo tapado con la toalla y su pluma mágicamente había desaparecido.

- Que no te extrañe, el plumeo sólo es para la risa, y guiñandome un ojo se sentó en la cama con el control de la televisión.

Salí de la ducha con la toalla rodeando mi cintura para también disponerme a sentarme y ver alguna película que Efrén habría elegido, pero me ofreció sentarme al lado de el en su cama para terminar las pocas cosas que quedaban del cumpleaños todas repartidas por la colcha. Papas fritas, ganchitos de queso, gominolas extremadamente dulces… toda una clase de golosinas que daríamos buena cuenta entre los dos.

- Vamos a terminarnos la botella de ron, pero no digas nada de que te he dado, sino el “dire” me echa la bulla, que eres menor.

Ya se me estaba subiendo el trago a la cabeza cuando Efrén cortó el suministro mientras veíamos cualquier programa realmente aburrido y ya mis ojos se iban fijando en los detalles de su toalla que sobresalía algo que empezaba a excitarme.

- El trago es que me pone bruto, jajaja. Ahora me meto al baño y me descargo. Con mucha naturalidad Efrén respondió a mis miradas.

Mi mirada no podía apartarla de aquel paquete que me estaba provocando la excitación disimulándola con las bolsas de papas fritas encima mientras Efrén devoraba los gusanitos despreocupadamente a mi erección, pero mirándome de vez en cuando cerciorándose de que no podía apartar mis ojos de aquel jugoso dulce.

- ¿Nos pajeamos los dos? Dijo de una sin darle importancia. ¿Te habrás dado pajas con tus amigos no?

Mi gesto de aceptación lo esperaba sin mucha expectación y ni corto ni perezoso se despojó de la toalla dejando a la luz una hermosa verga totalmente erecta que cogió con toda su mano comenzando a masturbarse.
Hice lo mismo esperando que me mirara pero no obtuve respuesta, yo no podía dejar de masturbarme mirando aquella mano que frotaba deliciosamente su cada vez mas explosivo glande.

- Házmela y yo te la hago a ti, comentó sin esperar mi respuesta para agarrar mi miembro.

Efrén ya se había desatado sintiendo mi mano frotar su miembro y se lanzó a besar mis testículos rematando en la entrada de mi ano, sentí un placer que me hizo abrir las piernas automáticamente mientras su lengua comenzaba a hacer movimientos exquisitos a la misma vez que sus ojos se clavaban en los míos.

- Chúpamela, ¿lo has hecho antes?

Asentí mientras acostado sobre la ancha cama mi boca fue directa a tragar ese palo hasta el fondo, cuando su dedo comenzó a entrar suavemente en mi ano obligándome a gemir y abrir las piernas empinando el trasero por el placer.

Sentado sobre él sus manos agarraban mis nalgas separándolas para facilitar la entrada de una locomotora que pedía paso sin remisión. Me movía como jamás lo había hecho disfrutando ese miembro dentro de mí mientras sus dientes mordisqueaban mis pezones duros como las piedras.

Ya no pude más y descargué mi esperma sobre su pecho y barriga gimiendo silenciosamente lo que mi amigo agradeció echándome hacia sí, besándome el cuello muy viciosamente mientras sus manos daban pequeñas cachetadas a mis nalgas.

Salió rápido y echándome hacia atrás se puso encima de mí regandome con su esperma que salió disparado hacia mi pecho. Cuando terminó de exprimir el miembro lo dirigió hacia mi boca y no pude mas que disfrutarlo lentamente limpiando todos los restos de esperma. Nunca lo había hecho y me gustó. El sabor de su jugo fue algo que disfruté como un gran descubrimiento.

- No dirás nada de esto, mañana como si tal cosa ¿vale? Dijo preocupado
- Claro, ¿que crees?

Pensé que debía ser yo el que debería estar preocupado, había estado por primera vez con un gay que se enorgullecía de serlo y empezaba a plantearme mi condición. Pero el gran regalo que me dio de cumpleaños me hizo olvidar por un momento mis dudas y disfrutar el siguiente mientras nos duchábamos.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente


El Guernica y el oso

lunes, 19 de mayo de 2014 | 0 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Guernica, Pablo Picasso. Imagen Museo Reina Sofía

Me comía la emoción de por fin ir al Museo “Reina Sofía” para poder ver en vivo “El Guernica” de Pablo Picasso y no pude estar centrado en la diversión cuando fuimos a pasar la noche al famoso barrio gay de Chueca.
Llevaba mucho tiempo queriendo ir a Madrid pero la economía no me lo permitía, el trabajo en mi ciudad poniendo copas apenas me daba para subsistir con los gastos de la carrera de Bellas Artes, dado que la beca era bastante irrisoria, sólo me cubría para las matrículas de algunas asignaturas.

Había estado mucho tiempo ahorrando dinero para el gran viaje a la ciudad de los museos y el sábado visitamos el del Prado para pasar el domingo en el residente de mi cuadro favorito. Estudiaba tanto sobre ese cuadro que lo tenía totalmente mitificado y mi expectativa era ver como reaccionaría estando delante de el.

La noche del sábado de bares por Chueca se presentaba idónea para relajarnos del día tan completo que pasamos en el Museo del Prado, lo recorrimos completo parándonos en todos los detalles que podíamos sobre todo con Velásquez, acabábamos de terminar un trabajo sobre el pintor sevillano y lo teníamos todo aún muy fresco en nuestra memoria.
Quedamos con un pequeño rollete que Jorge tenía desde hace tiempo en Madrid y él sería nuestro guía por la zona gay por excelencia de la ciudad. Realmente cumplió con creces lo de enseñarnos toda la zona, recorrimos durante mas de una hora casi todo el barrio comprobando la cantidad de bares, tiendas y negocios dedicados a un público minoritario en donde nos encontrábamos encantados.

No queríamos acostarnos tarde y estar frescos para nuestro propósito del día siguiente, teníamos que aprovechar el tiempo visitando lo que realmente vinimos a ver, por lo que unas copas rápidas en un par de garitos y para el hotel nos dijimos, y así fue, un par de bares de moda, un picoteo rápido en plena calle con hotdog observando el bullicio y la última visita al bar “Bear” donde el género oso era mayoritario para el gozo de Diego y mío, pues nos encantaban los hombres rudos y grandes a diferencia de nuestros otros dos compañeros.

Entrar en un local donde la mayoría de hombres me gustaría me tenía excitado toda la noche, esperé la visita como agua de mayo por eso la dejamos para el final y nada mas entrar supe que ese sitio era para mí.
Tremendos hombres, masculinos, grandes, peludos, la mayoría sin camiseta se exhibían despreocupadamente con sus copas en la mano llenando el estrecho pasillo que daba al comienzo de la barra donde dos magníficos representantes de la raza osuna se ocupaban de atender a la tranquila clientela.

- ¡Yo pido las copas! Mi advertencia sonó amenazadora para mis amigos que soltaran una risa al unísono.

Apoyado en la barra esperando mi turno examiné esos hermosos cuerpos grandes y peludos de auténticos hombres que me tenían ensimismado.

- Dime príncipe ¿Qué te pongo?

No pude responder a la primera, mis ojos se clavaron en los suyos de un color azul intenso que me tenían hipnotizado. El pecho desnudo solo tapando los pezones con unos tirantes lucía imponente y el cuello tan grueso llamaba la atención de mi ansiedad por estar con un hombre como esos.

- ¡Chico que estas atontado! Me dices que quieres…
- Disculpa, me he quedado abducido contigo. Ya se que te lo dirán mucho, pero es que estas demasiado bueno. De una me lancé sin remisión, no tenía nada que perder.
- Menos de lo que crees, pero siempre es bonito que te adulen. Su encantadora sonrisa parecía sincera aunque no creí lo que decía.
- Tres cervezas, un ron con cola y ojalá pudiese pedirte a ti. Estaba lanzado y el parecía encantado de mi adulación.
- Puedes, pero a partir de las 3 de la mañana, no salgo hasta esa hora.

Mi mirada le dijo que no podía ser, era nuestro último sitio de copas y teníamos que levantarnos bien temprano. A las ocho de la mañana queríamos estar en marcha para entrar de los primeros al museo, otra vez sería, pero fue la primera vez que un osazo mostraba un real interés por mí aunque seguramente lo haría con muchos, pero fue un subidón tremendo para mi ego.

El gran domingo

A las siete en punto de la mañana abrí mis ojos sin quitarme de la cabeza esa atrayente mirada de ojos profundos que me marcó la noche anterior. Podía haberme quedado, pero eso hubiese conllevado no haber podido ir al museo y eso no entraba en mis planes, no había estado tanto tiempo esperando la visita para echarla a perder por un rato de sexo, por mucho que me gustara el hombre.

Eran las 8,30 en punto cuando ya estábamos en la fila para sacar nuestras entradas y al ser domingo había demasiada gente para mi gusto, me hubiese gustado tener mas intimidad para saborear todo pero no era posible.
La primera visita era obligada. Directamente a la primera planta donde residía en una gran pared en solitario mi cuadro fetiche, “El Guernica” me impresionó, no por su magnitud sino por la solemnidad de su exposición, dos guardias, uno a cada lado, daban la real importancia que tenía el rey del museo en la gran sala mas visitada.

Creo que fue más de hora y media la que estuve delante del cuadro destripando y tomando notas de todos los detalles que pude observar en mi estudio para confeccionar el trabajo de fin de carrera que empecé desde el comienzo de la misma. Sabía que sería sobre ese cuadro en concreto y lo llevaba bastante avanzado.

Mis amigos recorrían las salas del museo tranquilamente cuando los encontré, teníamos intereses diferentes dentro de la galería y decidimos separarnos desde el principio.
Les ofrecí bajar a la planta de abajo donde había una exposición temporal de un artista plástico danés de nombre impronunciable que había leído a la entrada. Ninguno de ellos quiso acompañarme y bajé sólo a la sala totalmente despoblada de visitantes, apenas un par de grupos de escasos componentes pude comprobar.

La sensación en la sala temporal fue que estaba a medio terminar, con techos aún destapados donde se podían comprobar el enjambre de cables que lucían al aire y varios operarios vestidos con monos grises recogiendo y limpiando algunas zonas de la exposición.

Uno de los operarios llamó mi atención, embutido en su indumentaria reglamentaria del museo como operario de mantenimiento parecía más apático que los demás, pero lo que realmente me hizo fijarme fue en cómo lucía su mono excesivamente ajustado en su cuerpo grande y robusto.
Al darse la vuelta quedé boquiabierto, era mi sueño de hombre de ojos intensos y cuerpo morboso de anoche. Él igualmente quedó sorprendido al verme para después dedicarme una sonrisa y dirigirse a mi muy educadamente para saludarme con su mano extendida que apretó la mía notando que la química entre los dos echaba chispas.

- Hola, que sorpresa, ¿es que trabajas aquí? Acerté a decir entre nervios.
- Sí, este es mi trabajo, el otro sólo es un complemento de fines de semana. Su mirada se clavó en la mía como la noche anterior y no podía soltarle la mano.
- Esto de vernos dos veces en tan poco tiempo en una ciudad tan grande seguro que es una señal… Le dije sin perder la oportunidad de ver su reacción.
- ¡Seguro! Acompáñame que me cambie y te invito a una cerveza. Se dio cuenta de mis intenciones a la primera y parecía complacido.

Caminando hacia un cuarto en medio de uno de los pasillos comentábamos mi afición casi enfermiza por el “Guernica” que le producía satisfacción y risa.

- Entra, me cambio rápido y subimos al bar. Abriéndome la puerta me apremió para que no nos viesen.

El cuarto muy pequeño sólo tenía una taquilla, una silla de madera muy usada y varias estanterías llenas de material eléctrico.
Sentado sobre la silla observé como frente a la taquilla que guardaba su ropa Juanjo bajaba la parte superior del mono de trabajo, dejando al descubierto su majestuoso pecho velludo donde sobresalían unos pezones grandes y alzados que no pude dejar de mirar mientras seguíamos comentando cualquier cosa, pues mis nervios me impedían dejar de hablar.
Bajó su pantalón de frente a mí dirigiéndome una pícara sonrisa al quedarse en boxer que marcaban su paquete de una forma excesivamente provocadora cuando se acercó invitándome con su mirada.
No hubo espera ni vacilación, mi cara fue directa hacia esa gruesa verga saboreándola por encima del calzón mientras mis manos recorrían ansiosas sus testículos y sus nalgas.

Al bajar su boxer no pude mas que admirarme del estruendoso vello que lucía su entrepierna rodeando el manjar que mi boca no pudo reprimir chupar sin cesar, haciendo que mi amigo recibiera espasmos que le hacían doblar las rodillas por mi poca delicadeza.
Me sentó sobre sus muslos a horcajadas para posar sus manos en mis nalgas sobándolas bruscamente mientras sus labios no dejaban en paz mis pezones disparados por el placer que estaba proporcionándole una lengua experta.
Levantándome por mi cintura puso mi polla justo a la altura de su boca besando con mucha delicadeza mi pantalón que iba sacando lentamente mientras sus labios ya degustaban una verga que se presentaba en todo su esplendor.

Sus manos en mi cintura me dirigían hacia su pecho para con mi glande rozar una y otra vez sus pezones, algo que le producía un placer tan brutal que sus dos dedos infringían un severo castigo dentro de mi ano que estaba provocándome estar cerca del éxtasis.

- ¡Avísame cuando vayas a correrte! Su voz sonaba a vicio puro y duro, lo que aún me gustó más.

 La frecuencia del movimiento de sus dedos dentro de mí incrementó hasta tal punto que mis alaridos se sentían excesivos mientras susurraba en mi oído que disfrutara, que quería verme disfrutar…
Nada mas notar que iba a correrme sus manos me bajaron bruscamente en dirección a su esplendorosa verga que apuntaba directamente al muy trabajado y lubricado agujero el cual fue penetrado de una vez sin descanso y hasta el final, incitando magistralmente la salida efusiva de mi esperma directa a su estomago y pecho.

Fue tal el placer que me hizo sentir que no me di cuenta cuando descargó dentro de mi toda su esencia, estaba totalmente absorto besando su boca y disfrutando de una lengua que no cesaba en enroscarse con la mía mientras su verga continuaba dentro.

- Me ha encantado verte chillar de placer. Fueron las primeras palabras que salieron después de terminar.
- Es que me lo has hecho como nadie. Le agradecí
- Apunta mi teléfono, ni se te ocurra volver a Madrid y no avisarme para vernos.

Su última frase me dejó en las nubes y salí del cuarto dispuesto a buscar a mis compañeros de visita que insistían de nuevo con el Guernica.

- ¿Como ha estado la exposición de abajo? Jorge me interrogaba para ver si merecía la pena ir.
- No la he entendido, demasiada complicada para mi simple mente.
- Pues has tardado un montón para no gustarte.
- Es que ha habido un imprevisto sexual que me lo ha impedido. Dije acompañando la frase con una sonrisa de satisfacción.

Las caras de mis tres acompañantes quedaron pasmadas de envidia sana dando resultado a un interrogatorio que el gran cuadro parecía no aprobar y dejamos el museo, no sin antes plantarme delante de la gran entrada con su ascensor de cristal para saborear lo productiva de mi visita, sin duda algún día volveré, lo que no sabía es que iba a ser tan pronto.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente



Las dunas de Maspalomas dan mucho vicio

jueves, 15 de mayo de 2014 | 4 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Demasiado temprano para ver movimiento en las dunas de Maspalomas, todo estaba en calma, eran las 7.30 de la mañana y habíamos estado toda la madrugada tomando copas en un gran centro lúdico repleto de locales de ambiente gay de todas las clases imaginables, leather, osos, trasformistas, gente delgada, inmigrantes, maduros…
No habíamos tenido ningún éxito en las tentativas de ligar durante toda la noche. Esos chicos tan perfectos no eran para nosotros y obviamente nosotros para ellos tampoco.

Éramos mas de gente marginal o escondida, siempre nos dio mas morbo que estar a vista de todo el mundo intentando ligar, por eso creo no se nos daba nada bien a ninguno de los cuatro que salimos con nuestras mejores galas puestas y con las ganas de sexo a flor de piel.

Cuando empezó a amanecer desistimos del galanteo para irnos a descansar a la playa localizada detrás de las dunas, una de las playas gays más famosas situada en las Islas Canarias.
Juan Carlos era nuestro guía en las pequeñas vacaciones de tres días que habíamos tomado. Tenía un coqueto apartamento en Maspalomas donde nos hospedamos aceptando la invitación que desde hace tiempo estaba en pie y que no veíamos el momento de ejecutar, hasta que nos pusimos de acuerdo los tres amigos y sin apenas organizar mucho nos vimos montados en el avión rumbo a las islas afortunadas.

Caminando por la extensión de arena mágica apareció como un pequeño oasis verde, repleto de árboles formando un pequeño bosque en medio de la nada, los tres miramos a Juan Carlos interrogándole.

- Esta es la zona de cruising, dentro de un par de horas hay montones de tíos dando vueltas. Nos informó con una sonrisa alegre en la boca.

Eso si me gustaba, seguramente sería el primero en experimentar el lugar, me vuelve loco tener sexo con desconocidos sin siquiera entablar conversación previa. Mis mejores ratos de sexo fueron así, no me gustaba el sexo en pareja, demasiado monótono y aburrido, había tenido dos parejas serias de tiempo y acabé las dos veces desesperado, seguramente no fueron las personas adecuadas.

En las cuatro hamacas echamos un sueñecito bien reparador después de un baño, y en apenas una hora nos puso las pilas y comenzamos con las cervezas con picoteo a comentar el desastre de la noche anterior. Las miradas ya se nos iban a los cada vez más abundantes inquilinos de la playa.
Negros, blancos, mestizos, osos, maduros, musculosos… había para todos los gustos y dos de ellos no paraban de echarnos unas miraditas sonrientes en busca de aceptación. Sin ningún reparo les invitamos a departir con nosotros, el sólo hecho de tener algo de posibilidades nos empezaba a subir un poco el maltrecho ego que se nos quedó de la noche.

Un maduro bastante interesante de bañador blanco empezó a hacer buena conversación con Juan Carlos, al otro muchacho se le notaba que estaba prendado con Lolo, a él le iban mucho los morenos y éste encima era muy bello, aparte de tener un cuerpo perfectamente trabajado.
Yo no paraba de cruzar miradas con un chico pelirrojo que sentado sobre una silleta de playa me mandaba brindis con su botella de Heineken y Arturo era el que parecía más solitario en la reunión y fue el que decidió que ya no iba a esperar mas y tomó el camino del bosque que vimos antes de llegar a la playa.

Mientras veía como Arturo desaparecía entre las dunas observé que Lolo le comía la boca ansiosamente al moreno sin pararse en que los demás estaban delante, me pareció un poco obsceno e irrespetuoso pero lo entendí por las ganas que nos quedaron en la noche.
Mi pelirrojo no dejaba los repetitivos brindis sin reacción alguna, tendría que ser yo el que diese el primer paso, como siempre…

Hice ademán de levantarme para ir hacia él cuando mi observador recogió su toalla de la silleta y se encaminó en dirección hacia el bosque, no sin asegurarse antes de que lo siguiera a una distancia prudencial. Cuando aceleraba el ritmo para alcanzarlo el también lo aceleraba para no alcanzarle y el juego me empezó a poner nervioso, pero seguí a ver como terminaba.
Él ya había llegado a la extensa arboleda cuando paró antes de adentrarse en ella para fijar su mirada en mí, para cuando llegaba a su altura mi perseguido sonrió pícaramente y se dirigió hacia uno de los caminos repletos de matorral.
Hubo un momento en que lo perdí de vista sin saber hacia donde dirigirme en uno de los pequeños cruces de caminos, pero el sonido del crujir de unas ramas me indicó la dirección. Apoyado de pié sobre un tronco me esperaba, en cuanto me vio aparecer por el camino se dio la vuelta bajando su bañador estampado dejando al aire unas bonitas nalgas a medio enseñar.
“Éste no quiere charla”, pensé y sin dudarlo fui directo hacia él para posar mis manos en ese culo blanco y duro que disfrutaba de mi sometimiento empinándose pidiendo mas y mas. Mis manos terminaron de bajar su bañador mientras su cuello estremecía a mis besos cada vez menos delicados cuando su mano sacó mi miembro del bañador para colocarlo en su ano pidiéndome que empujara desesperadamente.

Iba bombeando lentamente hasta entrar por completo mientras mis manos disfrutaban su sabrosa verga masturbándola y deleitándose con sus testículos. Los gemidos de mi pelirrojo mudo sólo me provocaban acelerar salvajemente mis embestidas, pero el nerviosismo de la situación no me dejaba eyacular. No había cruzado palabra con él y era algo que no me resignaba a disfrutar el momento como yo hubiese querido, me resultaba extraño, una cosa era no hablar antes, pero durante el acto me gusta hablar y decir disparates.
A mi amigo parecía no importarle, todo lo contrario, el retardo le estaba provocando una excitación que no disimulaba en gritar airadamente mientras mi miembro entraba y salía por un culo que no paraba de moverse como enojado.

Los alaridos tarde o temprano atraerían la atención como así fue, un muchacho de unos 25 años apareció por el costado de donde nos encontrábamos acercándose sigilosamente pero siendo consciente de que lo había visto. Le indiqué que se acercara sin dejar en olvido el placer de mi amante, el cual seguía empujando con su mano sobre mi cintura pidiéndome no parar.
Cogiendo con mi mano el miembro del nuevo inquilino de la fiesta lo acerque hacia mi para deleitarme de esa sabrosa erección sin descuidar las acometidas que empezaban a cansarme, por lo que invité al nuevo amigo a ocupar mi lugar mientras yo disfrutaba de la espectacular verga que mi amante mudo no me dejó disfrutar anteriormente.

En el mismo momento que me arrodillé y sintió mis labios jugando con su verga mi amigo tuvo un espasmo que le hizo desembocar todo su placer sobre mi cara sin poder parar de gemir mientras el nuevo compañero descargaba dentro de el. La situación rápidamente terminó con besos entre los tres en una demostración de agradecimiento.

No cruzamos una sola palabra, simplemente miradas que lo decían todo y comenzamos a tomar cada uno nuestro camino. Quise acompañar a mi amante pelirrojo en la dirección de la playa pero antes de darme cuenta ya iba desapareciendo de la arboleda camino a las dunas que tapaban la playa.

Cuando llegué de nuevo donde dejé a mis compañeros de viaje solo estaba Juan Carlos conversando animadamente con el maduro con quien lo dejé, levantó su mirada y sonriendo me indicó que me sentara a su lado.

- Me ha dicho Arturo que has armado una buena en el bosque... dijo sin esperar a que me sentara.
- ¿Porqué lo dices?
- Tenías como a seis o siete alrededor pajeandose y mirando como te lo montabas con dos, y uno de ellos pegando gritos como un loco.
- Ja, ja, ja… ya sabes que yo cuando me pongo no hay quien me pare. Pero chico, ni siquiera se como se llama, no hemos cruzado una palabra. Nada mas terminar se vino para la playa y ya no lo veo.

El maduro interesante que acompañaba a mi amigo interrumpió en la conversación y con una voz muy atrayente sentenció: Ese no hablaría nada de español, aquí hay muchos extranjeros. Pero yo si lo hablo.
Mi mirada se dirigió directamente a Juan Carlos pidiendo una explicación; ¿me está tirando los tejos contigo delante?

Robert, así era su nombre, observó la situación y acertadamente se retiró a traer unas cervezas mientras Arturo me lo confesó todo:

- Desde que te has ido no ha parado de preguntarme por ti, quiere conocerte y yo le he dado conversación porque es muy agradable y quería ver si cambiaba de opinión para llevármelo, pero está por ti. ¡Aprovéchalo!

Con tres cervezas en la mano llegó para quedarse mientras Juan Carlos disimuladamente desapareció, frente a frente estuvimos hablando un buen rato y mis ojos no dejaban de fijarse en un pecho con el vello justo que se sentía apetitoso, pero esa es otra historia que merece ser contada detenidamente. 

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Una instalación de Windows y un exhibicionista

domingo, 11 de mayo de 2014 | 4 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Imagen Xmaduros.com
Era una época mala de trabajo y acabé como la mayoría de mis amigos, desempleado y teniendo que pagar una hipoteca que me traía de cabeza cada día cinco de todo los meses.
Habilité en una pequeña sala de mi apartamento un deficiente estudio para mantener computadoras, nada serio, sólo formatos, instalaciones de sistemas operativos, antivirus, etc… que complementándolo con las clases de baile de salón que daba en varias academias de la ciudad me iba manteniendo escasamente, hasta que uno de los alumnos me solicitó los servicios para arreglar su ordenador pero directamente en su casa, el equipo era de mesa y le produciría un engorro tremendo transportarlo para que yo me lo llevara a mi estudio para solucionarle los problemas.

Así comenzó mi recorrido por diferentes domicilios de amigos y conocidos formateando computadoras y dejándolas nuevas por 40,00€ en apenas un par de horas, aparte del desplazamiento, por lo que realmente salía un buen sueldo al cabo del mes.
Mis buenas relaciones en las academias me facilitaron el trabajo publicitario poniendo cartelitos en cada una de ellas para ofrecer mis servicios, y decididamente fue una gran idea. A la semana arreglaba como unos 6 ordenadores de media, gracias a que se fue corriendo con el boca a boca, lo que me rentaba grandes beneficios, igual o más que cuando trabajaba en la oficina como contador auxiliar.

Norberto era el padre de uno de los muchachos a los que les daba clase de baile y fue él quien más potenció mi negocio entre sus amigos gracias a que por ser uno de los primeros y por haber confianza no le cobré la primera vez que me llamó para limpiarle la computadora.
Me mandaba a casa de sus muchos conocidos y compañeros de trabajo con los mismos problemas con los ordenadores, lo tenían varios años y les iban desesperantemente lentos, mi solución siempre era sacar los datos y fotos que mantenían y formatearlos instalando windows98 o windosXP, que eran los mas utilizados.

Una de las veces Norberto me llamó mientras formateaba uno de los ordenadores que me había llevado a casa de otro alumno de la misma academia y su voz no era como otras veces:

- Otro amigo quiere que lo visites para arreglar su portátil, pero tengo que avisarte… Me dijo emitiendo una sonrisa un tanto extraña.
- Tú me dirás Norberto… Ya empezó a picarme la curiosidad.
- Este amigo es un tanto especial, por eso te llamo.
- ¿Qué pasa? Es homosexual seguro. Siempre me decían algo antes de ir a casa de alguno, como pretendiendo avisarme, lo que nadie sabía es que yo también lo era.
- Bueno, aparte de eso, JJ es un poco exhibicionista y le gusta recibir a la gente nueva en paños menores, nos lo ha contado que lo ha hecho muchas veces, por eso te aviso, por si te recibe así que no te asustes. Es un tipo un tanto especial, pero muy respetuoso y buena gente, sino no te hubiese avisado para que fueses.
- Ja ja ja, disculpa que me ría, pero no me lo imagino. Gracias por ponerme en alerta, no me importa, yo solo voy a trabajar y creeme, he visto cosas más raras en mis visitas.

Mi reacción tranquilizó a Norberto y me dio todos los datos para ir a visitar a JJ por la tarde, sobre las 17,00 me dijo que estaba bien.
Allí me presenté a la hora estipulada en un magnífico edificio al que nunca había entrado. El portero electrónico con cámara (era de los primeros edificios que lo tenía) marcaba el 4ºB con un pequeño letrero que sobresalía donde ponía “Juan José Almeida, dentista”. JJ era bien posicionado pensé antes de tocar el timbre.

- Soy Fernando, me manda Norberto para ver la computadora.
- Ah si, sube, te dejo la puerta abierta de la casa que me pillas en la ducha.

Mi sonrisa creo que la vio por la cámara del portero, no pude evitarla pensando lo que me dijo Norberto sobre el exhibicionismo que practicaba mi nuevo cliente, pero iba preparado. Además iba con la expectativa de saber como era, si me gustaba por supuesto que intentaría algo, tenía la ventaja de saber que era homosexual.

- Pasa Fernando, la “compu” está en el despacho de la derecha al final del pasillo,, al lado de la habitación. ¡Ahora mismo salgo! Me dijo vociferando desde la ducha.

A primera vista me impresionó la casa tan minimalista y bonita toda decorada con lo mínimo en las paredes y muchas plantas. El parquet de color oscuro en el piso le daba una extraña sensación de antigua pero el conjunto era exquisito.
Qué buen gusto tiene, pensé mientras me dirigía hacia donde me indicó. Sobre una mesa de cristal el ordenador ya estaba prendido y se notaba que había trabajo hacía bien poco en él, seguramente sacando toda la información que le interesaba para poder formatearlo sin problemas.

Acababa de dejar de oír el grifo de la ducha hacía un momento y JJ ya salía por el pasillo con la pequeña toalla cubriendo su cabeza y tan sólo vestido con un calzoncillo de algodón blanco luciendo una prominente barriga pero se le notaba fuerte.
Conforme se iba acercando al despacho donde me encontraba fui estudiando todo su cuerpo, un hombre robusto pero pequeño de unos 1.65 de estatura, con unos muslos bien trabajados y el pecho fuerte con unos pezones carnosos que lucían empinados debido a la ducha. Su paquete me tenía hipnotizado y no podía apartar mi mirada de el aprovechando que seguía secándose la cabeza mientras caminaba hacia donde me encontraba.

- Disculpa Fernando, es que voy con prisa, me acaba de llamar un cliente VIP y tengo que bajar un momento a la clínica, solo tardo una hora, mientras tú comienza con la computadora. Ya hice una copia de los datos para que pudieses empezar.

Su cara ancha y blanca contrastaba con su oscuro color de ojos y la perilla de vello negro que adornaba su boca. Tendría sobre unos 35 años imaginé y me resultaba tremendamente atractivo físicamente, aunque para mi gusto le sobraba un poquito de barriga, pero si hubiese oportunidad por supuesto que respondería a sus insinuaciones en el caso de que las provocara.

Solo tardó 40 minutos en volver cuando la computadora ya estaba terminando el formateo y ya mas tranquilamente pudimos dedicarnos al trabajo para el que me había llamado.

- El ordenador ya estaba desesperante, me comentó Norberto que te tenía un amigo que los arreglaba y no lo dude, ya no tenía ganas ni de sentarme a internet.
- Sí, se le notaba bastante pesado de funcionamiento, sería por los temporales y la cantidad de gusanos que tenía, he visto que no tenías puesto antivirus. Pero no te preocupes, ya está terminando de formatear y en cuanto instale otra vez el sistema es como si lo compraras nuevo.
- Genial, oye voy a cambiarme mientras termina eso, ¿queda mucho?
- Tiene que terminar de formatear y luego instalar el sistema nuevo, una hora o por ahí mas o menos.
- Ok, ahora vengo.

Apareció de nuevo con sólo un slip tipo bañador aún más ajustado marcando un paquete que quitaba la respiración. Si el no se cortaba yo tampoco iba a hacerlo y sin disimular no dejé de mirarle la entrepierna aumentándome las ganas de tocar ese sabroso dulce.

- Voy a tomarme un gin con tónica, te preparo uno ¿ok? JJ sin pudor actuaba como si fuese lo más normal del mundo ir así delante de un desconocido. No hizo ningún ademán de insinuación ni siquiera cuando descaradamente observaba fijamente su esplendoroso paquete.
- Gracias, te lo acepto, a esto aún le falta un buen rato.

Trayendo los vasos, uno en cada mano, se notaba que aparte de preparar los gintonic también había retocado su paquete bajando el slip para dejar al descubierto el comienzo del vello de su entrepierna, algo que fijó mi vista lujuriosamente descarada en un punto que ni parpadeaba.
Colocándose a mi lado se interesó por el proceso de la instalación mientras iba notando como su hermoso bulto iba rozando mi brazo apoyado sobre la mesa, ni siquiera le miré a los ojos, continué explicándole lo que estaba haciendo en su computadora como si tal cosa.
Sus movimientos eran cada vez mas pronunciados y su mano ya acariciaba mi nuca sin ningún tipo de reparo al ver que no me negaba al roce, mientras sentía como su erección no podía mantenerse casi dentro del slip cada vez que, sin disimulo, observaba con deseo la operación de ese paquete subir y bajar por mi antebrazo con roces mas exagerados que me estaban poniendo bastante cachondo.

- Ponte aquí delante. Le indiqué con energía.

Sentado sobre la mesa frente a mí el bulto se veía enorme y la sonrisa de JJ totalmente encantadora.

- Déjame disfrutarlo lentamente, tienes una verga preciosa. Le advertí
- Lo que tú quieras, disfrútame. Me dijo dispuesto a dejarse hacer.

Mi mano fue acariciando pausadamente esos testículos hermosos  mientras el miembro pedía permiso para salir por encima del slip, pues ya no aguantaba mas estar en esa estrecha jaula y nada mas asomar el glande mi lengua no pudo reprimir degustarlo dejando a mi amigo suspirar una y otra vez.
No podía dejar de sobar sus huevos a la vez que mi boca tragaba y tragaba toda esa verga con delicadeza, llegando con movimientos regulares hasta el final de ella y jugueteando con su glande al sacarla de mi boca cuando las manos de JJ cogieron mi cabeza para indicar que parara, ya estaba a punto de correrse y no quería terminar.

- Déjame sentarme, ponte tu aquí que quiero hacerte disfrutar igual que tu a mi.

Cuando me apoyé sobre la mesa sus manos en mi cintura me dirigieron expertamente a darme la vuelta y mostrarle mi trasero que quedó justo a la altura de su cabeza. Fue besando mis jeans y mordisqueando mis nalgas mientras me desabrochaba magistralmente, bajándome el pantalón a la misma vez que sus labios recorrían todo el espacio desnudo de mis nalgas.
Sentir sus jugueteos dentro de mi ano con su lengua experimentada estaban provocándome que mi éxtasis estuviese a punto de llegar cuando se levantó y devorando mí nuca con sus labios fue penetrándome lentamente, pero empujándole hacia mí le pedía que se apresurara por disfrutarlo dentro. Mi culo estaba hambriento.
No pude resistir después de que su mano cogió mi poya para masturbarla mientras me culeaba suavemente, mi semen saltó por lo aires manchando toda la pantalla de la computadora a la misma vez que JJ me acariciaba el miembro exprimiéndome todo lo que tenía dentro.
Con mi cabeza apoyada sobre sus labios mi amante acrecentó las embestidas susurrándome al oído mil porquerías que me volvieron a poner bruto y me hizo no poder parar de mover mi culo con su miembro dentro provocándole gemidos que no podía controlar hasta que su poya soltó un gran chorro dentro de mí que nos estimuló una risa placentera que no podíamos sosegar.

Sentado sobre la espectacular silla de cuero sin reposabrazos descansé encima de mi amante a la misma vez que el mensaje en la pantalla del ordenador avisaba que la instalación de Windows se había completado satisfactoriamente. “Y tanto”, pensé, muy satisfactoriamente dije en voz alta sonriendo y apoyando mi cabeza sobre el hombro JJ.

- Mañana rompo el ordenador para que vengas otra vez a arreglarlo. Dijo suavemente mientras besaba mis labios.
- No hace falta, si quieres vengo esta noche y repetimos. Lo dije sin pensar fruto de la euforia que sentía y en ese mismo momento me arrepentí pero JJ se dio cuenta.
- A las nueve ya estaré aquí, no me falles que ya estoy excitado de pensar lo que me espera en casa cuando llegue.
- Terminaré sobre las 9.30, ¿porque no preparas un baño para los dos?

Sus labios se fundieron con los míos mientras las lenguas jugaban deliberadamente. Creo que mi idea le había gustado.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

La primera cita a ciegas no salió como esperaba

jueves, 8 de mayo de 2014 | 1 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Acaba de cambiarme de departamento a uno más grande y el antiguo inquilino tenía contratado internet con la compañía telefónica. Todavía no era frecuente el uso tan extendido de la red como ahora pero por simple curiosidad le confirmé que me traspasara toda la línea con la tarifa de internet incluida.
Me compré el modem de 28.8 kb con toda la ilusión del mundo deseando escuchar ese insoportable zumbido que emitía para conectar a la famosa red mundial.
Era emocionante pensar que desde mi casa y bien tranquilo podría empezar a navegar por todo el mundo absorbiendo cantidad de información que mi mente estaba impaciente por saber. No exagero cuando digo que me amanecí la primera noche que probé sentado delante de mi pantalla de 14 pulgadas con un filtro robado de la oficina donde trabajaba. 

Por suerte era viernes en la noche y cuando amaneció no tenía que ir a trabajar, tenía todo el día para dormir y para descansar del dolor de cabeza que me produjo estar tantas horas seguidas delante de la computadora.
Sólo pude descansar un par de horas, mi excitación por tener todo el mundo en mi computadora me impedía conciliar el sueño y volví a levantarme para seguir experimentando esa sensación creyendo que podría terminarse.

Netmeeting e irc fueron los primeros programas que utilizaba cada noche para conectar con personas de todos sitios para solo escribirnos por el gusto de disfrutar el poder hablar con alguien al otro lado del mundo, de Venezuela fue la primera persona con la que entablé conversación desde un canal del irc antiguo que se llamaba #mundogay. Descubrí los canales gay de varios programas y era tal la ansiedad por terminar de trabajar y llegar a casa para conectarme con gente como yo que llegó a preocuparme mi adicción.

Sólo uno de mis amigos entendía mi enganche con internet y el mismo fue el que me iba descubriendo cosa nuevas en la red. Una de ellas fue el “chat hispano” donde había canales de todas las ciudades, incluida la mía.

Obviamente fue a lo primero que entré cuando llegue a casa y para mi sorpresa se conectaban muy pocos todavía, apenas ocho integrantes habían cuando entré la primera vez, pero hablé con todos cualquier clase de cosas.

“Koke43” era con quien hablaba diariamente, un profesor de instituto según decía, aunque nunca le creí, su forma de expresarse no lo demostraba. ¿Quién en su sano juicio daría datos reales a alguien que no conociese? Yo era el primero que mentía sobre mi edad, mi profesión y desde luego con mi dirección.

- ¡Quedemos para tomarnos un café! Mi interlocutor insistía cada día sin darse por vencido de mis negativas.

A mi me daba mucho morbo, pero el miedo me impedía vernos en persona, el juego era divertido hasta que insistía en vernos. Pero llegó ese día. Ya hablamos como una semana y erróneamente mi mente decía que podría confiar en el, se notaba una persona normal y consecuente a diferencia de los demás con los que hablaba.

- Mañana a las 19.00 en la cafetería de PRYCA. Acepté por la insistencia.
- Perfecto, me viene genial, vivo cerca. Koke43 se mostró entusiasmado.
- Pero nos tomamos un café tranquilamente, que sepas que es la primera cita a ciegas que tengo en mi vida, estaré nervioso así que no me presiones ¿ok?.

Mi advertencia era en serio, jamás había tenido una cita sin conocer a la otra persona antes y nada mas cortar la comunicación mis nervios no me dejaron tranquilo en toda la noche. ¿Porqué le habré dicho que sí?, la pregunta me golpeaba la cabeza a cada momento, la cual no paraba de pensar en todo lo malo que podría pasar.
Conseguí dormirme aceptando que era gilipoyas. Mañana sería otro día.

Llegó la hora y todavía estaba dudando si ir o no, si no iba tendría que dejar de utilizar el chat por un tiempo para no encontrármelo y eso en ese momento no era una opción, podría ponerle alguna excusa tonta que no se creería… pero no, me armé de valor y con puntualidad británica me presenté en la cafetería aparentando total naturalidad.

El primer vistazo no me enseñó a nadie con la descripción que me había dicho; 43 años, robusto, sobre 1.75 de estatura y 92 kg de peso.
Me quedé en la barra disfrutando de un capuchino de mocca y controlando desde mi atalaya todo el movimiento de gente que entraba y salía del bar hasta que alguien que podría cuadrar con la definición entró.
Calvo, con el poco pelo que le quedaba rapado militarmente, fuerte y con un cuello escaso que le daba apariencia bruta.

- ¡Antonio! Exclamé. Que bueno está joder, pensé.

El cuñado de mi amigo Leo era toda la descripción que Koke43 me había dicho, que lástima que no fuese el me dije, con ese si tendría yo una buena noche de juerga.

- ¿Qué haces aquí? Antonio poniéndose al lado mío pidió un expreso.
- Estoy esperando a un amigo, he quedado aquí con él.
- Y como siempre llega tarde ¿no? El cuñado de Leo sabía de mi obsesión por la puntualidad.
- Sí, lo de siempre… contesté algo molesto.

Entre sorbo y sorbo de café fuimos comentando obviedades inútiles mientras no dejaba de perder de vista la puerta del local esperando que mi “amigo” apareciese. Cada vez que uno que se acercaba a la descripción el corazón me daba un vuelco y mis nervios aparecían. Antonio me acompañaba en mi vigilancia soltando una sonrisita cuando me daba cuenta que no era ninguno.

- Son iguales que yo. Dijo con una sonrisa autocomplaciente.
- Sí, ya sabes que a mi me va los osazos fuertes, ja ja.
- Y conmigo nunca quieres nada… su sorbo de café se hizo mas largo esperando mi reacción.
- Tu estas casado con una amiga y eso es sagrado, pero ya quisiera yo pillar a un tío como tu. Le fui sincero medio en broma medio en serio, Antonio siempre aceptaba mis comentarios de buen grado.
- Eso es mi problema, no el tuyo. Con sus ojos clavados en los míos me dejó pensativo al ver la seriedad con lo que lo dijo.

Quitándole importancia al comentario continuamos vigilantes a la puerta pero mi cita parecía haberse arrepentido, ya pasaban treinta minutos de la hora y perdí la esperanza de encontrarlo. Mejor, pensé… Estaba con Antonio que aunque no tenía posibilidades amatorias con él siempre pasábamos un buen rato hablando, era muy agradable y yo con sólo verlo me excitaba, por lo tanto no había perdido la tarde por completo. En cuanto llegara a casa me masturbaría pensando en el, ya lo hacía frecuentemente cada vez que iba a casa de Leo y lo veía.

- Me voy ya Antonio, éste se ha arrepentido de venir. Era una cita a ciegas. Le confesé
- Espera no te vayas, te invito a un cubata, no tengo prisa.
- Ok, así me quito el mal sabor de boca de que me hayan dejado plantado. Mi sonrisa indicaba molestia pero no era nada importante.
- No te han dejado plantado “SinRumbo”.

Mi cara cambió de color al oír en su boca el nick que utilizaba en el chat, pero Antonio me indicó que me fuese para una mesa, que él llevaba las bebidas. Nos sentamos en una de las mesas de la esquina apartadas del tumulto que había en la barra y mis ojos le interrogaban antes de que se sentara.
Sin dilación y una vez sentado con la copa de ron y cola en la mano se explicó:

- Mi cuñado me lo contó todo, el también quiere ponerse internet y su argumento era que tu ya lo tenías y estabas entrando a eso de los chat conociendo a tíos buenos. Me contó que te ponías “SinRumbo” y no pude evitarlo, yo ya tengo internet aunque Leo no lo sabe, el e-mail lo utilizo mucho con mi empresa para los trabajos.
- ¿Pero entonces tú eres “Koke43”?. Seguía sin dar crédito.
- Sí, yo soy el que ha estado hablando contigo toda esta semana, el profesor.

No supe que decir, le había contado cosas íntimas en nuestras conversaciones, incluido todo lo que mas me gustaba hacer en el sexo, me sentí avergonzado y sin saber como reaccionar.

- Soy bisexual Jose, y no sabía como entrarte, me gustaría tener sexo contigo y la única forma que se me ocurrió era esta. Su sinceridad me conmovió pero aún seguía en shock.
- Lo peor de todo es que tú me pones muy cachondo Antonio, pero nunca he intentado nada porque eres de mi entorno y no quiero que se joda nada con Leo.
- No tiene porqué enterarse, pero si te sientes incomodo me voy y aquí no ha pasado nada. Sentenció

Su disposición a poner soluciones a cada problema que a mi se me ocurrían comenzó a excitar mi deseo por ver el suyo de estar conmigo.

- Además, continuó, yo sólo quiero sexo, ya tengo pareja y estoy muy a gusto con ella.

Eso era lo que quería oír, ese fue el pistoletazo de salida para levantarme e invitarlo a ir a mi casa. El sexo fue salvaje esa primera vez, todo lo que hablamos por el chat lo hizo como el que tiene relaciones por primera vez, fue excitante verlo como disfrutaba mientras me penetraba y sobre todo comprobar que realmente yo le gustaba pues se regocijó una vez terminado el sexo besando mis labios sin descanso.

Nuestros encuentros se hicieron muy frecuentes y nuestras llamadas perdidas al móvil nos indicaban que esos días nos teníamos ganas, pero progresivamente fui dejando de visitar a Leo y su entorno, no quería mezclar lo que empezaba a sentir por Antonio aun sabiendo que jamás podríamos tener una relación normal. Mejor así…

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Por fin una reunión de viejos amigos sirve para algo

domingo, 4 de mayo de 2014 | 2 comentarios


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

No sabía como demonios habían conseguido mi dirección de e-mail pero lo cierto era que recibí un mensaje de mi antigua escuela invitándome al 25º aniversario de mi promoción. Se realizaría una cena-baile en el pequeño hotel que pusieron al lado de la misma escuela hacía bien poco, así si alguien quería y vivía fuera de la ciudad tendría donde hospedarse, estaba bien pensado.

Llamé a Isabel Abad, la única de la época de colegio con la que mantenía algo de contacto, e igualmente había recibido el mensaje.

- ¿Qué harás? Terminé preguntándole.
- Pues a mi me apetece, además Juan estará de viaje por lo que estoy sola. Le dejo los críos a mi suegra y nos podemos acercar. Puede ser divertido.
- ¿De verdad te apetece?, esas reuniones siempre son tan tontas y falsas…
- ¡Ay maricón! No seas aguafiestas, va a ser divertido ver a toda la gente ya tan mayor. Nosotros estamos divinos y podemos ser las estrellas de la noche.

Isabel terminó de convencerme para decidir ser  unos de los comensales pero seguía sin estar muy de acuerdo. Mi condición de homosexual público seguramente traería algún problema en la reunión pues aunque no mantuviésemos el contacto la mayoría me conocería de la columna frívola que escribía en el periódico con más tirada de la ciudad, la cual levantaba siempre mucha polémica sobre todo en redes sociales e incluso hubo un programa tertulia en una transmisión de la televisión regional debatiendo uno de los artículos que levantó excesiva polvareda.

Realmente estaba nervioso cuando fui a recoger a “Isa” que se había vestido elegantemente con un traje de chaqueta que la hacía lucir muy elegante.

- Chica la verdad es que estoy de los nervios. Le confesé
- ¡Que tonto eres Edu! Vamos, saludamos, cenamos y si la cosa está aburrida nos salimos a tomar algo al centro. Tenía siempre soluciones para todo y sobre todo para tranquilizarme.

Toda nuestra pandilla de 8º de EGB estaba en el hall degustando unos ricos canapés regándolos con abundante cerveza cuando llegamos a una de las mesas donde se encontraban mis cinco compañeros de aventuras. Natalia Seprón, Pilar Serrano, Juan Martínez, Antonio Robles y una desmejorada Amelia Ballester que lucía un pañuelo que le cubría toda la cabeza. Cáncer de algún tipo pensé, cuando se adentre mas la noche me interesaré más profundamente por su estado…
Faltaba mi gran amigo de la infancia Agustín Montoro, lo último que supe de el es que se fue a trabajar a Brasil con una multinacional que explotaba petróleo en el amazonas, pero estábamos casi todos junto con “Isa”, que en aquella época no era de las asiduas a nuestro grupo pero era conocida de toda la clase, ella fue la delegada y todos la recordaban con bastante cariño.

Después de las conversaciones de rigor y de rememorar las miles de travesuras que todos realizábamos, el marido de Natalia entró a saco sobre algo que estaba en el ambiente y nadie quería tocar, mi extravagante columna diaria “No me llamo Gay, sólo lo soy” donde desmitificaba la vida nocturna sin tapujos de la ciudad. Adorada por muchos y odiada por la mayoría, era mi fuente de ingresos desde hacía mas de cinco años, después de estar dando tumbos de revista en revista de segunda categoría haciendo toda clase de trabajos que no me satisfacían desde que terminé periodismo y comunicación.

- Anda que no tendrás enemigos con lo que escribes… Illán, el marido de Natalia fue directo.
- Sólo los necesarios, la mayoría sólo son de “boquilla”. Contesté
- ¿Y eso?
- Pues que está de moda indignarse con algo que la sociedad dice que es inmoral, pero en el fondo muchos quisieran hacerlo y serlo.

Siempre tenía varias respuestas preparadas, los ataques hacia mi persona en todos los ámbitos me habían hecho prepararme y estar siempre alerta a cualquier impertinencia.

- Estas generalizando y mucha gente se podría molestar. Insistió con la conversación
- Normalmente el que mas se molesta es el que más lo desea. Continué desafiante

“Isa” viendo el cariz que tomaba la conversación interrumpió para interesarse por la salud de Amalia cuando vimos aparecer por la puerta del restaurante del hotel a Agustín. Isabel me miró expectante pues sabía toda mi historia con él desde el día de su boda que me emborraché y se lo solté todo, nunca lo había contado a nadie y desde ese día nuestra amistad fue creciendo más y más.

Agustin Montoro y yo éramos desde 6º inseparables, el llegó a medio curso desde otra escuela y mi interés por el se disparó desde el primer día. Para mi suerte caminábamos de regreso a casa en un grupo de chicos que vivíamos por la misma zona y poco a poco entablamos una confianza diaria, pero no fue hasta que la profesora nos comunicó una mañana que Agustín estaba en el hospital por un ataque de apendicitis que le dio la noche anterior cuando mis sentimientos por él se acrecentaron sin yo saber la explicación, con el tiempo lo supe, me había enamorado perdidamente aunque a mis 12 años no era consciente.
Recuerdo que conseguí reunir un poco de dinero para comprarle un comic de los que me dijo que leía para llevárselo en la visita que le haríamos por lo tarde unos compañeros de clase junto con la profesora. Su mirada de agradecimiento cuando se lo entregué terminó de completar lo que ya sentía.
Pasábamos todo el día juntos en su casa o en la mía, jugando con mis hermanos o con los suyos, haciendo el deber, merendaba en mi casa y yo en la suya.
Fue con quien experimenté el primer beso inconscientemente, pero a ambos nos gustó y no entendíamos el despedirnos sin besarnos, era como un juego al que no le dábamos importancia que ya no podíamos dejar de practicar.
Uno de nuestras  aficiones preferidas era meternos en los ascensores y no parar de besarnos cuando las cosas cada vez fueron a más. Me pedía que mientras nos besábamos le tocara su miembro y ese fue el placer mas supremo que experimenté a mi edad, no podíamos dejar de hacerlo en cualquier ascensor que tuviésemos la oportunidad de subir y estar solos.
Pero el destino nos separó cuando la educación básica terminó y nos correspondieron diferentes institutos de bachiller, seguramente fueron las peores vacaciones de verano que pasé en mi vida, saber que cuando volviera a las clases ya no le vería era un martirio.
Efectivamente, Agustín y yo dejamos de vernos por completo, sólo un par de veces durante ese año coincidimos en los juegos recreativos que había en mi barriada. El era buen estudiante y no salía después de clases, todo lo contrario que yo y ya no era nada igual, no hacíamos nuestros juegos que tanto me gustaban y conseguí convencerme que el lo hacía por diversión solamente, obviamente el no sentía lo que yo.
La última vez que coincidí con el fue hace doce años en unos grandes almacenes con su novia y aprovechó para decirme que se iba a vivir a Brasil durante unos años y desde entonces perdí su pista…

Saludó a todos y cada uno de los integrantes de la mesa efusivamente y cuando llegó a mi lado su abrazo me derritió en mil pedazos después de tanto tiempo.

- No me he perdido ninguna de tus columnas, compro el diario solo por leerte. Dijo después de soltarme.
- ¡No te creo!, te hacía en Brasil. Acerté a decir
- Estoy aquí hace seis meses, con la nacionalización de la empresa se ha jodido todo y el trabajo se volvió muy precario. He intentado mil veces llamarte o escribirte un mail para tomar algo pero siempre surgía algo que me lo impedía. No se si lo dijo de verdad pero yo quería creerle.

Isabel miraba atónita nuestra complicidad apremiándome para que nos sentáramos pues estaba todo el mundo pendiente de nosotros y no pudo reprimir preguntarle.

- ¿Vienes solo?
- Sí, me divorcié en Brasil, ella se quedó allí, yo vivo en la casa del campo de mis padres ahora. Su explicación la dijo mirando hacia mí.
- ¿Y entonces ahora en que trabajas? Insistió Isabel.
- He montado con mi hermano una pequeña empresa de transporte, tenemos dos camiones y vamos haciendo portes de un lado para otro. Conseguir trabajo de historiador ahora está muy difícil, tendría que ponerme a estudiar oposiciones y no tenía muchos ánimos de “hincar codos”.

La noche transcurrió con copas y baile pero Agustín y yo no pudimos levantarnos de la mesa poniéndonos al día de nuestras respectivas vidas hasta que Isabel, ya mareada, me comunicó que quería volver a casa. La miré pidiendo clemencia pero su gesto me decía que no podía mas, no había salida y no quería terminar mi conversación con mi amigo del alma.

- Yo os llevo Isa, ya es tarde y también voy a irme ya. Agustín tomó la iniciativa.

En el trayecto Isabel se quedó dormida debido a su exceso con el trago y continuamos nuestra conversación despreocupadamente hasta llegar al portal donde mi amiga residía.
De vuelta en el coche Agustín ya había dado la vuelta al final del callejón y estaba esperando que volviese de dejar a mi malograda Isa.

- ¡Vente conmigo al campo!, seguramente hace mas de 20 años que no lo ves, está muy cambiado. Nos tomamos unos tequilas y mañana te traigo si tienes algo que hacer, tengo tres habitaciones arregladas para huéspedes.

Agustín me sorprendió no por pedírmelo, sino por la forma, parecía que lo había estado ensayando toda la noche y que le costaba mucho trabajo hacerlo.

- Bueno, mañana no tengo nada que hacer, así si quieres visitamos a tus padres, hace demasiado tiempo que no los veo.
- Genial, les va a encantar verte. Los llamo mañana temprano para que vayan a comer al campo con nosotros.

Nada mas dejar el coche aparcado bajé sin dilación e inspeccioné todo lo que la oscuridad me dejaba ver, había ido a esa casa muchas veces de pequeño y ansiaba recordar, pero nada era igual.

- Ya no queda nada de como tu la conociste Edu, la arreglaron cuando les dije a mis padres que me venía a vivir aquí. Con su mano sobre mi hombro parecía querer consolarme.

Mi tristeza se disipó en un momento cuando Agustín me dio un abrazo espontáneo y al oído susurrándome me dijo que “no ha habido día que no me he acordado de ti”.

- Siempre he querido llamarte, de verdad, pero me daba vergüenza.
- ¿Vergüenza porque? Comenté sorprendido.
- Edu, estando en Brasil me di cuenta y lo acepté, jamás te fuiste de mi cabeza aunque nunca te lo demostré, desaparecí de tu vida y de la de todos creyendo que casándome con Inés y marchándome iba a olvidarme de mi realidad. Soy homosexual y estoy enamorado de ti, lo he estado siempre, desde que éramos unos niños pero me asustaba hasta hace bien poco que cumplí los 35 y no quería seguir viviendo una mentira e infeliz. No vine por ti, no te asustes, no se si tienes pareja o estas interesado todavía como yo, pero quise comenzar mi vida asumiendo mi condición y vivir.

Con mi cara llena de lágrimas no pude responder a tan abrumadora declaración, sólo dedicarle una sonrisa que Agustín tapó con sus labios mientras sus brazos me rodeaban en un abrazo de perdón que consiguió nada mas confesármelo.

Desde ese día no he vuelto a dormir en otra casa que no fuese esa, ni con otro hombre que no fuese Agustín Montoro. Llevamos seis años juntos viviendo con intensidad lo que el miedo y el orgullo no nos dejaron disfrutar a nuestra edad.

Nunca esperé a Agustín, lo recordaba con cariño como mi primer gran amor de la niñez, tuve pareja durante cuatro años hasta que decidió que prefería su promoción laboral a su pareja y me dejó con todo mi amor tirado a la basura, tuve miles de encuentros sexuales, rollos ocasionales y ahora no entiendo como he podido vivir sin él. Nunca es tarde, todo pasa por algo y todo llega en su momento.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

 
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