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La pandilla adolescente de juegos no tan inocentes

lunes, 8 de mayo de 2023


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente


Hacía tanto tiempo que no le veía, que me costó reconocerle cuando se acercó a saludarme a la mesa donde comía en el KFC de Juan Carlos I. Rodrigo lucía una barriga prominente y una cabellera blanca que resaltaban sus ojos marrones de una forma que se me había olvidado. De niño era tremendamente atractivo, apretado, alto para su edad y mantenía un encanto difícil de pasar por alto, sobre todo por esa piel morena que remarcaba unos muslos y trasero que quitaban el sentido.

- ¿Ostias, Juan José?, me increparon desde detrás.  

- ¿Perdona?, dije mirando hacia arriba, justo hacia sus ojos, donde me vino un recuerdo de esa mirada pero no supe ubicarla.

- No jodas, ¿no te acuerdas de mi?, soy Rodrigo Beltrán.

- ¡Dios mío, Rodrigo! (de un salto me levanté para fundirme en un abrazo con él), perdóname, pero es que no te ubicaba, se me hacía familiar esa expresión pero no conseguía centrar de donde. ¿Cómo estas?, cuanto tiempo sin saber de ti desde que empezamos cada uno en un instituto.

Fácilmente habrían pasado 40 años desde la última vez que jugamos al futbol en los huertos de nuestra zona, era una cita obligada todos los sábados en la siesta de aquellos veranillos de los membrillos de los años ochenta. Rodrigo, Pepo, Ramón, Antoñico, Paco, el Rafa y yo, éramos inseparables. Todos estábamos por la misma edad, con una diferencia de dos años entre todos nosotros, por lo que se podría decir que éramos la pandilla del barrio.

- Bien, bien, tengo dos horas para comer y me he parado aquí, por probar. Dijo mientras se sentaba en mi mesa aceptando mi invitación.

- Yo es que vengo de vez en cuando, esta comida basura me fascina y cuando tengo oportunidad me acerco a envenenarme.

Entre las preguntas formales de rigor para saber que hacíamos actualmente siempre había un recuerdo de la época que pasamos siempre juntos todos los fines de semana, recordando a todos y cada uno de nuestros compañeros con mucho cariño, de los cuales ya habíamos perdido la pista de la gran mayoría.

- ¿Tratas todavía con alguno?, dijo Rodrigo devorando una de las piezas del cubo de 5 piezas de pollo que pidió.

- Con Antoñico me sigo viendo, aunque poco, porque seguimos viviendo en la zona, sigue siendo mi vecino, pero desde que se echó novia y se casó desapareció socialmente, ya sabes... A los demás les perdí la pista hace siglos, todos se casaron y se fueron a vivir fuera del terruño, pero bueno yo me seguí viendo con Paco hasta los 20 o así, ya vosotros habíais desaparecido en ese entonces.

Su mirada se levantó pícaramente hacia mis ojos sosteniendo la bebida con mucho hielo que había puesto a rebosar. Sí, ya sabíamos todos que Paco y tú teníais una amistad muy especial... 

Notó mi sorpresa ante tal comentario, pues sinceramente, yo ya me había olvidado de Paco hace tantísimo tiempo, que su recuerdo era muy efímero y cariñoso.

- Perdona, creo que me he pasado, a veces creo que no ha pasado el tiempo. Dijo sinceramente dejando el vaso de bebida.

- No, no, tranquilo, es que hacía mucho tiempo que no recordaba a Paco. Sí, la verdad es que tuvimos una relación difícil de describir y éramos muy íntimos. Dije sin pensar en la palabra relación que había dicho.

Su sonrisa se volvió a tornar en pícara, aunque de golpe se le dibujó una expresión nostálgica. Siempre tuvimos celos de vosotros dos, erais inseparables y nos daba envidia de ver que ibais juntos a todos lados, y que siempre os perdíais. 

Mi expresión de satisfacción no tardó en aparecer, recordar los tiempo de Paco eran algo recurrente cuando los golpes de la vida fueron inevitables, me agarraba a esa época para ser positivo. Paco y yo teníamos sobre los 14 años cuando empezamos a intimar, teníamos los mismos gustos por el deporte y nos encantaba todos los comic de Marvel. Éramos fanáticos de Spiderman y devorábamos todos los comics que sus hermanos mayores le traían cuando lo visitaban. Era el pequeño de una familia de 9 hermanos, y como gran consentido, le traían de todo cuando sus hermanos casados venían a visitar a sus padres.

- ¡Madre mía, Paco!, ¿Qué será de él?, hacía como 35 años que no le veía, sólo supe que se casó y tenía algunos niños.

- Pues el otro día coincidí con él en un bar de carretera, sigue siendo comercial de Iberdrola, y de vez en cuando lo he visto en ruta, yo también sigo vendiendo maquinaria pesada para almacenes de comida. Vio como mis ojos se abrían de par en par interesándome por la vida de Paco. Tiene dos críos y se separó hace un par de años, ahora está con una novieta de la empresa, pero me dio a entender que no era nada serio. Me preguntó si sabía algo de ti y de los demás, pero sobre todo de ti. Dijo guiñándome un ojo.

Me ruboricé al pensar que le podría haber contado, pero al momento me dije que tenía 55 años, era homosexual y jamás he necesitado la aprobación de nadie. Pero estar con alguien de esa época pasada me hizo recordar esos tiempo donde todo se escondía y no era normal hablar de relaciones entre dos adolescentes.

- Tranquilo Juanjo, todos sabíamos de vuestras cosas en esa época, pero nadie hablaba de ello. Yo era el primero que también jugaba a tocarnos con todos, fue un tiempo de descubrimiento. De echo, de mayor hice mis pinitos con el mismo sexo, pero no me convenció.

Tal fue mi sorpresa al oír hablar a Rodrigo con esa naturalidad que levanté a recargar mi bebida dejándolo con la palabra en la boca, pero fue sin mala intención, sólo necesitaba reaccionar y a fe que lo hice.

Llegué de nuevo a la mesa pidiéndole disculpas por haber sido tan brusco al levantarme, pero mi sonrisa hizo el resto. Me has pillado a traición, hace siglos de todo eso, pero la verdad es que me acuerdo perfectamente. Fue un tiempo mágico. Paco y yo nos lo pasamos maravillosamente descubriendo nuestra sexualidad.

- Lo sé, me moría de la envidia cuando os vimos alguna vez haciéndolo en la cuadra de los padres de Paco, habían dos ladrillos que no estaban y por ahí me pajeaba viendo como disfrutabais. Alguna vez pensé que me habíais visto, porque se me iba la cabeza mirando.

Mi rubor iba en aumento, pero ya venía preparado en mi momento de ir a por bebida, me mentalicé para hablar de ello sin tapujos. ¡No me digas que nos vistes!, dije sin mucho énfasis, aunque la verdad nunca fui consciente de ello.

- Sí, varias veces, en cuanto os perdíais sabía que ibais a la cuadra y después de un rato me acercaba a donde estaban los ladrillos rotos. Ver como os besabais y como le metías la mano en su pantalón me hacia excitarme mucho. La verdad es que os vi hacer de todo, y en esa época me hubiese encantado estar dentro con vosotros. Yo nunca llegué a nada tan serio con ninguno de los amigos, sólo jugábamos a toquetearnos, pero nada mas. ¿Cómo hicisteis para llegar hasta el final?, no me contestes si no quieres, pero siempre me lo pregunté; porque vosotros sí y nosotros no.

El rubor me desapareció del rostro al ver a Rodrigo verdaderamente interesado sin un morbo obsceno, pero pensé que a mi también me vendría bien hablar de ello, puesto que con Paco jamás lo había hecho y era algo que inconscientemente tenía pendiente. Después de que la relación acabara de una forma natural y sin traumas, nos habíamos visto un par de veces ya de mayores, pero sólo un ¿Cómo estas?, o ¿Cómo lo llevas?, fue la conversación al ir siempre acompañado por novia o mujer de entonces.

- Pues te voy a contar la historia, Rodrigo, mas que nada porque nunca he hablado con nadie de eso y lo llevo dentro mucho tiempo. Ahora a mi edad para mi va a ser una liberación, y créeme que lo cuento desde el cariño mas absoluto. Dije dispuesto a dispersar y ordenar cronológicamente todos mis recuerdos con Paco.

Recuerdo como si fuese ayer como el Rafa nos dijo que estaba sólo en su casa y que su padre tenía una película porno, que si queríamos ir a verla. ¿Te acuerdas?, seguro que sí, esa tarde estábamos todos nerviosos de pensar que íbamos a ver una película donde ver gente desnuda haciendo todo tipo de "cochinerías" que nos iba a encantar. Pues así fue, después de esa tarde de todos sentados en el sofá destrozado del Rafa con cojines encima para que no se nos notara la erección que teníamos nos volvimos al huerto donde jugábamos pero nadie queríamos jugar, sólo comentar lo que habíamos visto.

No se si recuerdas que esa misma tarde hablamos en ese corrillo que hicimos de si nos habíamos masturbado alguna vez, ¿recuerdas?, yo es que esa tarde la tengo muy fresca, fue un antes y un después en mi vida. El Rafa, que era mayor que nosotros, hablaba de como él se la hacía, cogiéndose esa prominente verga por encima de ese pantalón azul marino que llevaba tan desastroso y sucio. Me acuerdo que fue demasiado para el Antoñíco y el Pepo, y se fueron, y el Rafa se rio de ellos por darles vergüenza de lo que hablábamos esa primera vez. Yo estaba extasiado de ver el grosor de la poya, y como se la cogía marcándola aún mas. ¿Te acuerdas cuando ya casi de noche se la sacó y riéndose nos enseño a masturbarnos de una forma magistral?. Yo hasta me maree cuando se corrió llenándose la mano de leche y con unos ojos de vicio que casi me hizo correrme yo mismo sin tocarme.

- ¡Joder que si me acuerdo!, como para olvidarlo. Son de esos momentos de tu vida que se te quedan grabados. Yo estaba igual. Dijo sonriendo y mirando su reloj Casio Retro.

Pues también recordarás que al fin de semana siguiente, después del partido, volvimos a hablar de lo mismo, y nos contamos las masturbaciones que nos habíamos hecho durante la semana. Cinco dijo Ramón, tres el Rafa, cuatro Paco, y yo estaba avergonzado porque había perdido la cuenta masturbándome acordándome del momento en el que el Rafa se corría. Él mismo fue el que nos dijo que lo mejor es cuando te la daba otro, todavía me ruborizo cuando fui el primero en ofrecerme y todos se rieron, pero en el fondo sabía que todos querían. Pero fui yo quien con toda admiración cogió esa poya delante de todos y empecé a masturbarlo, no te puedes imaginar  la sensación de agarrar esa verga y frotarla con toda delicadeza mientras el acariciaba mi espalda. Cuando iba a correrse estabais todos que explotabais, con unas caras de asombro de ver como salía leche de ese volcán que yo me sentí orgulloso de haberle dado ese placer.

Sin darme cuenta me echó hacia atrás y metió su mano debajo de mi pantalón de deporte. Con tres sacudidas empezó a salirme aguaza con un placer que antes no había experimentado, retorciéndome de gusto sin pararme en que todos me estabais mirando. ¿Esa noche en el huerto te acuerdas como acabamos?, todos masturbandonos unos a otros. La paja que le di al Rafa fue el pistoletazo de salida para perder la vergüenza.

- Te acuerdas quien te la dio a ti. Fijé mis ojos en los suyos sin ningún atisbo de pudor

- Perfectamente, tú, y después te la di yo a ti. Su mirada bajó pero sin ningún tipo de vergüenza.

Pues a partir de ese día todos los partidos terminaban igual, pajeandonos los unos a los otros, indiferentemente que quien nos tocara. Eran tardes maravillosas, era el momento que yo esperaba toda la semana, ni que decir tiene que ni me planteaba porque me gustaba tanto, a esas edades solo piensas en disfrutar, jamás te planteas si eres gay o no, sólo disfrutar. Si es cierto que a mi me chocaba mucho el que unos querían terminar cuanto antes y otros no parábamos de tocarnos, no queríamos que se acabara el juego nunca.

En ese tiempo Paco y yo apenas éramos unos mas del grupo, pero sinceramente te digo, que siempre me fijaba en él, su cuerpo apretado, sus piernas, sus labios carnosos, ese culo tan bien empinado y perfecto. No sabía porque me atraía tanto, éramos muy críos, y me ponía nervioso. El día que me tocó con él para masturbarnos no sabíamos como empezar, o quien empezar, estábamos cortados, cuando ya lo habíamos hecho varias veces con los demás. Esa tarde sentí algo especial, y se lo hice con mucha delicadeza, él miraba con unos ojos de agradecimiento que me daban ganas de comérmelo entero. Fue muy bonito. Fue al primero que toque delicadamente sus huevos y apretaba debajo de ellos como si estuviera tocando un sexo femenino, ver el placer que le proporcionaba me hacía mirarlo con una ternura fuera de lo común.

A partir de ahí fuimos viéndonos mas a menudo, durante la semana íbamos al huerto y hablábamos mucho, apenas un par de veces nos masturbamos juntos, era algo mas profundo. Le encantaba, igual que a mi, el que una vez nos habíamos corrido tocar la leche que salía de nosotros y juntar nuestras poyas delicadamente mientras nos tocábamos los huevos. Parece algo vulgar, pero era un momento precioso.

Una tarde de sábado volvimos a ir a casa de el Rafa a ver otra película, esta era porno también, pero mucho mas bonita, con mas gusto y amor. Me acuerdo que fue la primera vez que vi como una mujer le comió la lengua a un chico, pero con una delicadeza suprema. El Rafa nos dijo que ha eso se le llamaba "morder". Paco y yo nos miramos y sabíamos que estábamos deseando probarlo, y así fue esa misma noche en el huerto de vuelta. Todos os fuisteis y Paco y yo no teníamos hora de vuelta, dentro de la portería del fondo del huerto, la que daba para los cañizales, nos sentamos y nos pusimos a rememorar esa escena. En la noche ya sólo nos veíamos nosotros, y recostados sobre la hierba Paco abrió la boca sacando de ella la lengua de una forma muy extensa. Con miedo empecé a chuparla y acariciarla con mis labios y el hacía lo mismo con la mía. Tocarnos con nuestros labios y jugar con nuestras lenguas dentro de la boca fue una aparición celestial, no te se decir el tiempo que estuvimos así, pero fácilmente casi una hora besándonos delicadamente y casi sin respirar. Te juro que esa noche no nos tocamos.

Progresivamente fuimos viéndonos mas a menudo y el besarnos y masturbarnos a la misma vez fue algo totalmente natural, pero de ahí no pasábamos, hasta que una tarde por casualidad fuimos a su cuadra/cobertizo donde tenía un colchón destrozado donde pasaba mucho tiempo, y sus padres nunca entraban, sólo le echaban la "bulla" porque no lo veían limpiarlo regularmente. Esa tarde llegamos a más, fuimos descubriendo todo el sexo de una forma natural, sin traumas, sin miedos y sin forzarnos a nada a lo que no estuviésemos preparados, aunque realmente estábamos preparados para todo.

Mirando por primera vez las fotos enmarcadas en la pared del viejo y desaliñado cobertizo me agarró por sorpresa por la espalda y pasó toda su erección por el medio de mis nalgas, besando mi nuca jugueteando con su lengua. El escalofrío que me entró aún lo recuerdo. Me di la vuelta y agarre su miembro por encima de su pantalón deportivo verde oliva mientras me dirigí hacia su boca para iniciar nuestros juegos de besos y lengua. Sus manos por primera vez rodearon mi cintura obligándome a juntarme a el, rozando nuestras erecciones de forma violenta. Cuando sus manos bajaron a mis nalgas tuve el acto reflejo de hacer lo mismo y la intensidad de nuestros juegos con la lengua fueron en aumento. Paró de besarme y con una mirada fija en mis ojos me dijo si me gustaba que me tocara el culo, a lo que asumí con aceptación. Me encantaba todo lo que fuese tocarme con el, no paraba en remilgos. 

Mi pregunta fue la misma y la respuesta fue su lengua acechando por todo mi cuello hasta llegar a mi oído. "Estaba deseando que me lo sobaras", como siempre no te sé decir el tiempo que estuvimos sobandonos las nalgas y besándonos sin parar de una forma tan dulce que no había un vicio extremo en nuestros actos, solo dulzura, así lo recuerdo Rodrigo.

Echados en el asqueroso colchón estuvo tirado encima de mi tanto tiempo que se me durmieron las piernas, mis manos no podían dejar de tocar esas nalgas tan perfectas sin apenas caer en que se había bajado el pantalón y me invitaba a meter mis manos debajo de sus calzoncillos granates de una talla menos, que aún remarcan más un trasero para perder la cabeza.

Fue un sueño cuando metí mis manos debajo de esos calzones y sentir la piel de su culo, fue tanta excitación que mi poya reaccionó en su estómago y mirándome de una forma extraña me bajo mi chándal y sin apenas darme cuenta estaba besando mi glande y jugando con su lengua sobre él mientras su mano derecha tocaba mis huevos cogiéndolos en una sola mano. Entrar en su boca hasta el fondo me hizo ver las estrellas y soltar una lechada imponente, la visión de ver su boca rebosada de mi esencia cayéndose por sus comisura me produjo una sensación de amor que mi impulso fue besarlo mientras saboreaba mi propia leche en su boca. Fue la primera vez que nos la chupamos, pues después yo hice lo mismo con él, exactamente lo mismo. Después de esas primeras veces con Paco, recuerdo de ir a casa del Rafa a ver alguna película para ver si se excitaba y me dejaba chupársela. Desde que se la vi esa primera vez que nos enseñó a masturbarnos no dejé de querer hacerlo, y vaya que si lo hice, y varias veces. Tenía una poya enorme que me costaba meterme entera en la boca, él fue el que me enseño a chupar los huevos con tanta sabiduría. Le encantaba como se la chupaba, disfrutaba mucho dándome con ella en la cara y le encantaba correrse en mi boca. El Rafa si que era vicioso, pero a mi me gustaba, y mucho. Quiso penetrarme, pero no me dejé, su poya era muy grande y tenía la ilusión de que Paco disfrutara el primero dentro de mi.

- Como ves, no me paro en si te incomoda mi detallismo de los hechos, pero fue algo tan bonito que me es imposible no hacerlo así. Perdona si te estoy asqueando. Miraba a Rodrigo y veía que ni parpadeaba.

¿Qué dices?, si yo te vi hasta penetrándolo, además yo con el Rafa también hice mis cosas. ¿Te cuento un secreto?, yo si me dejé que me penetrara, follaba muchas veces con él, en esa época me gustaba mucho que me la metiera, iba todos los sábados por la mañana a la misma hora, porque su padre siempre se iba a trabajar y yo me metía en la cama con él y lo primero que me hacía era ponerme de espaldas, cogerme la mano y llevársela a su poya y meterme la mano debajo del pantalón para lubricarme el culo, menudas folladas me pegaba, pero a mi me encantaba tenerlo dentro, me folló en todos los sitios de su casa, le encantaba bombearme contra la pared de pie, me dolía mucho al principio, pero cuando me acostumbré era una gozada y nos pasábamos la mañana sin parar. También follé algunas veces con Ramón, que aunque era un "pichacorta" la tenía gorda y nos lo pasábamos muy bien. Además, me acuerdo perfectamente de lo bien que tu me la chupabas alguna vez que nos perdíamos todos juntos , no te creas que se me ha olvidado. No me voy a asustar por nada de lo que me cuentes.

Después de expresarle mi sorpresa no pude dejar de reírme, pensando que menuda perra había sido él también, continué mi relato, no sin embargarme las dudas sobre Rodrigo, estaba casado, tenía hijos, pero parece que esa época de adolescencia fue de experimentar. 

Hasta el final llegamos durante los mundiales de fútbol del 82 en mi casa. Como le gustaba... y eso que yo lo estaba deseando. Fuimos muy rápidos en muy poco tiempo, demasiado jóvenes, demasiada testosterona y mucha película porno. Soñaba con el momento de sentirlo dentro de mi desde que vimos la única película de tríos en casa del Rafa. Cuando vi que dos hombres se culeaban mientras uno de ellos follaba con la chica se me despertaron las ganas de probarlo, y tenía que ser con Paco, pues me daba miedo y con él sabía que sería especial.

Durante las tardes mis padres no estaban en ese verano y Paco se venía a ver los partidos en mi casa, y en mi habitación tenía una TV de 14' en blanco y negro que se veía todo enano. Recostados en la cama veíamos la televisión sin prestarle apenas atención con nuestras manos metidas debajo de los pantalones del otro, tocándonos lentamente nuestros miembros durante todo el partido.

En uno de ellos, aburridísimo por cierto, fue un Alemania-Austria, el aburrimiento me hizo hacer algo que nunca había hecho nunca con Paco. Lo puse boca abajo y empecé a besarle esas nalgas apretándolas a la misma vez jugando con mi lengua en ellas mientras él veía el partido, pasando mi lengua en su rajita empezó a abrir las piernas sutilmente, dejando al descubierto un agujero que olía a jabón de recién duchado. Su mirada cómplice me invitó a besar ese orificio lentamente, pero fue cuando mi lengua pidió paso para entrar cuando su gemido y su mirada de aceptación nos hizo olvidar el partido y entregarnos al placer mientras su mano apretaba mi cabeza hacia su culo pidiéndome mover más rápido mi lengua.

¡Me corro Juanjo!, ¡me corro!. Metí mi cabeza debajo de su cuerpo y su poya descargó todo en mi boca mientras mis manos no podían dejar tocar sus nalgas metiendo dos dedos en su dilatado culo. Fue una de nuestras mejores corridas. Ni que decir tiene que verlo disfrutar así y sus gemidos hicieron que sin ni siquiera tocarme, mi miembro escupió toda mi leche llegando a su espalda y nuca.

Descansamos después de tanta excitación, pero al rato yo ya tenía otra erección dispuesta. Esas edades eran lo que tenía, enseguida estabas dispuesto de nuevo, no como ahora, que me cuesta horrores mantener una...

- Pásame la poya por el culo, verás que gusto... En postura de cucharilla fui pasándole mi glande por toda la rajita del culo con tranquilidad, la verdad es que mi miembro explotaba cada vez que pasaba por su agujero, pero nunca intenté nada para penetrarlo, fue él el que echando un poco de saliva en mi glande empezó a intentar meter mi miembro en su culo haciendo movimientos circulares. Le costó mucho y yo estaba temblando por si se hacía daño, pero reconozco que era una excitación tremenda notar que poco a poco iba entrando. Cuando llegó hasta el fondo, no sin esfuerzo, me pidió que lo abrazara y me moviese lento intentando bombear un poco. Cuando el dolor pasó y vi que era él el que se movía no pude evitar el darle unos palos en el cachete del culo mirando como mi poya entraba. Me miró retorciendo la cabeza y fue la primera vez que me dijo con cara de vicio: fóllame hasta que te corras, ya no me duele. Dame fuerte.

Esa fue nuestra primera vez que llegamos hasta el final. Excuso decirte que me corrí dentro y sin sacarla seguimos hasta correrme de nuevo dos veces más. Después de eso era normal follar hasta el final, le encantaba cabalgar sobre mi poya, siempre era él el que tomaba la iniciativa, yo apenas hacía nada una vez que se me montaba encima. A lo máximo cogía sus nalgas para apretarlas cuando me lo pedía, se volvía muy vicioso cuando tenía mi poya dentro. Me encantaba cuando me pedía que lo "jincara" al oído y con su lengua casi me ahogaba.

- Así fue como yo os vi, tú le dabas cachetes en el culo mientras él no paraba de moverse hasta que te corrías y el se corría encima de tu pecho. Yo fuera del cobertizo os veía y no paraba de tocarme. Me masturbé muchas veces viendo el espectáculo y después en mi casa acordándome. Rodrigo seguía muy atento al relato sin perder detalle.

- Pero te digo una cosa Rodrigo, él a mi nunca me penetró, y es algo que se me quedó pendiente. Le encantaba sentir mi poya dentro de su culo, disfrutaba mucho y eso para mí era suficiente, pero me quedé con las ganas de sentir como entraba su preciosa poya que tantas veces chupé en mi culo. 

Luego pasó el tiempo y empezamos a distanciarnos cuando él se echó novia, me contaba como se la follaba y yo empecé a poner excusas para no vernos, me asqueaba y me dolía oírlo. Ahí me di cuenta de que estaba enamorado de él. Pero pasamos unos 4 años follando sin parar, de los 15 a los 19 folle más que en toda mi vida. Además empecé a salir por el ambiente gay y lo hacía a menudo con otros. Pero con Paco, apenas nos veíamos no podíamos estarnos quietos. Siempre buscábamos el quedarnos solos para tocarnos y besarnos. Necesitábamos follarnos. Fue bastante bonito, sinceramente, pero nos perdimos la pista. Jamás hablamos de relación, de amor, de si éramos homosexuales o no. Yo ahora entiendo que me enamoré sin ser consciente de ello.

Rodrigo me miraba con una pequeña sonrisa mientras terminaba su helado de chocolate, el cual dejó en la mesa y de una forma muy solemne me miró y me soltó de golpe: "me has contado lo mismo que me cuenta él", lo veo mas a menudo de lo que te he dicho, pues coincidimos en el mismo bar muchos días de la semana, y hace como un año o así, nos pusimos a rememorar toda esa época y con todo lujo de detalles me contó lo mismo que tú, él también aceptó que estaba enamorado de ti, pero ninguno de los dos fuisteis conscientes en ese momento, todo lo tomabais como un juego de adolescentes. Desde entonces no paramos de hablar de ese tema, te recuerda con mucha nostalgia y cariño. Creo que ahora está aceptando que ha sido siempre homosexual, y se arrepiente de no haberlo aceptado antes.

No me sorprendió lo que me contó, pero si que mi expresión de pena inundó mi cara. De haber sido conscientes podríamos haber mantenido una relación, quizás seguir juntos, quien sabe, pero se casó, tuvo niños y una vida que yo veía convencional que a mi no me correspondía. Creo que no fue valiente y se negó a ser diferente, lo que yo acepté con total naturalidad como un proceso normal en mi vida, él no fue capaz de hacerlo, no puedo culparlo por ello, eran otros tiempos.

- Tenemos que juntarnos y vernos, Juanjo. Es bonito recordar lo bien que nos los pasábamos juntos en una época que nos marcó a todos. Dijo con ganas de profundizar en el tema.

- Yo no estoy interesado Rodrigo, es una época que recuerdo con un cariño inmenso, y quiero que se quede así. Me casé con mi marido hace seis años y no quiero remover el pasado, prefiero que se quede como un gran recuerdo. Fui tajante.

Nos despedimos en la puerta del KFC no sin darnos un estruendoso abrazo. Dale recuerdos a Paco de mi parte, dile que lo recuerdo con mucho cariño. Pero en mi vida siempre me quedó ese gusanillo de haberlo visto mas y haber intentado algo con él, pero no se dieron las circunstancias. Lo vivido con la pandilla, y sobre todo con Paco, siempre será un recuerdo imborrable.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente


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