¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Acaba de cambiarme
de departamento a uno más grande y el antiguo inquilino tenía contratado
internet con la compañía telefónica. Todavía no era frecuente el uso tan
extendido de la red como ahora pero por simple curiosidad le confirmé que me
traspasara toda la línea con la tarifa de internet incluida.
Me compré el modem
de 28.8 kb con toda la ilusión del mundo deseando escuchar ese insoportable
zumbido que emitía para conectar a la famosa red mundial.
Era emocionante pensar
que desde mi casa y bien tranquilo podría empezar a navegar por todo el mundo
absorbiendo cantidad de información que mi mente estaba impaciente por saber.
No exagero cuando digo que me amanecí la primera noche que probé sentado
delante de mi pantalla de 14 pulgadas con un filtro robado de la oficina donde
trabajaba.
Por suerte era
viernes en la noche y cuando amaneció no tenía que ir a trabajar, tenía todo el
día para dormir y para descansar del dolor de cabeza que me produjo estar
tantas horas seguidas delante de la computadora.
Sólo pude descansar
un par de horas, mi excitación por tener todo el mundo en mi computadora me
impedía conciliar el sueño y volví a levantarme para seguir experimentando esa
sensación creyendo que podría terminarse.
Netmeeting e irc
fueron los primeros programas que utilizaba cada noche para conectar con
personas de todos sitios para solo escribirnos por el gusto de disfrutar el
poder hablar con alguien al otro lado del mundo, de Venezuela fue la primera
persona con la que entablé conversación desde un canal del irc antiguo que se
llamaba #mundogay. Descubrí los canales gay de varios programas y era tal la
ansiedad por terminar de trabajar y llegar a casa para conectarme con gente
como yo que llegó a preocuparme mi adicción.
Sólo uno de mis
amigos entendía mi enganche con internet y el mismo fue el que me iba
descubriendo cosa nuevas en la red. Una de ellas fue el “chat hispano” donde
había canales de todas las ciudades, incluida la mía.
Obviamente fue a lo
primero que entré cuando llegue a casa y para mi sorpresa se conectaban muy
pocos todavía, apenas ocho integrantes habían cuando entré la primera vez, pero
hablé con todos cualquier clase de cosas.
“Koke43” era con
quien hablaba diariamente, un profesor de instituto según decía, aunque nunca
le creí, su forma de expresarse no lo demostraba. ¿Quién en su sano juicio
daría datos reales a alguien que no conociese? Yo era el primero que mentía
sobre mi edad, mi profesión y desde luego con mi dirección.
- ¡Quedemos para
tomarnos un café! Mi interlocutor insistía cada día
sin darse por vencido de mis negativas.
A mi me daba mucho
morbo, pero el miedo me impedía vernos en persona, el juego era divertido hasta
que insistía en vernos. Pero llegó ese día. Ya hablamos como una semana y erróneamente
mi mente decía que podría confiar en el, se notaba una persona normal y
consecuente a diferencia de los demás con los que hablaba.
- Mañana a las
19.00 en la cafetería de PRYCA. Acepté por la
insistencia.
- Perfecto, me
viene genial, vivo cerca. Koke43 se mostró
entusiasmado.
- Pero nos
tomamos un café tranquilamente, que sepas que es la primera cita a ciegas que
tengo en mi vida, estaré nervioso así que no me presiones ¿ok?.
Mi advertencia era
en serio, jamás había tenido una cita sin conocer a la otra persona antes y
nada mas cortar la comunicación mis nervios no me dejaron tranquilo en toda la
noche. ¿Porqué le habré dicho que sí?, la pregunta me golpeaba la cabeza a cada
momento, la cual no paraba de pensar en todo lo malo que podría pasar.
Conseguí dormirme
aceptando que era gilipoyas. Mañana sería otro día.
Llegó la hora y
todavía estaba dudando si ir o no, si no iba tendría que dejar de utilizar el
chat por un tiempo para no encontrármelo y eso en ese momento no era una opción,
podría ponerle alguna excusa tonta que no se creería… pero no, me armé de valor
y con puntualidad británica me presenté en la cafetería aparentando total
naturalidad.
El primer vistazo
no me enseñó a nadie con la descripción que me había dicho; 43 años, robusto,
sobre 1.75 de estatura y 92 kg de peso.
Me quedé en la
barra disfrutando de un capuchino de mocca y controlando desde mi atalaya todo
el movimiento de gente que entraba y salía del bar hasta que alguien que podría
cuadrar con la definición entró.
Calvo, con el poco
pelo que le quedaba rapado militarmente, fuerte y con un cuello escaso que le
daba apariencia bruta.
- ¡Antonio!
Exclamé. Que bueno está joder, pensé.
El cuñado de mi
amigo Leo era toda la descripción que Koke43 me había dicho, que lástima que no
fuese el me dije, con ese si tendría yo una buena noche de juerga.
- ¿Qué haces
aquí? Antonio poniéndose al lado mío pidió un expreso.
- Estoy
esperando a un amigo, he quedado aquí con él.
- Y como siempre
llega tarde ¿no? El cuñado de Leo sabía de mi obsesión
por la puntualidad.
- Sí, lo de
siempre… contesté algo molesto.
Entre sorbo y sorbo
de café fuimos comentando obviedades inútiles mientras no dejaba de perder de
vista la puerta del local esperando que mi “amigo” apareciese. Cada vez que uno
que se acercaba a la descripción el corazón me daba un vuelco y mis nervios
aparecían. Antonio me acompañaba en mi vigilancia soltando una sonrisita cuando
me daba cuenta que no era ninguno.
- Son iguales
que yo. Dijo con una sonrisa autocomplaciente.
- Sí, ya sabes
que a mi me va los osazos fuertes, ja ja.
- Y conmigo
nunca quieres nada… su sorbo de café se hizo mas largo
esperando mi reacción.
- Tu estas
casado con una amiga y eso es sagrado, pero ya quisiera yo pillar a un tío como
tu. Le fui sincero medio en broma medio en serio,
Antonio siempre aceptaba mis comentarios de buen grado.
- Eso es mi
problema, no el tuyo. Con sus ojos clavados en los
míos me dejó pensativo al ver la seriedad con lo que lo dijo.
Quitándole
importancia al comentario continuamos vigilantes a la puerta pero mi cita
parecía haberse arrepentido, ya pasaban treinta minutos de la hora y perdí la
esperanza de encontrarlo. Mejor, pensé… Estaba con Antonio que aunque no tenía
posibilidades amatorias con él siempre pasábamos un buen rato hablando, era muy
agradable y yo con sólo verlo me excitaba, por lo tanto no había perdido la
tarde por completo. En cuanto llegara a casa me masturbaría pensando en el, ya
lo hacía frecuentemente cada vez que iba a casa de Leo y lo veía.
- Me voy ya
Antonio, éste se ha arrepentido de venir. Era una cita a ciegas. Le confesé
- Espera no te
vayas, te invito a un cubata, no tengo prisa.
- Ok, así me
quito el mal sabor de boca de que me hayan dejado plantado. Mi sonrisa indicaba molestia pero no era nada importante.
- No te han
dejado plantado “SinRumbo”.
Mi cara cambió de
color al oír en su boca el nick que utilizaba en el chat, pero Antonio me
indicó que me fuese para una mesa, que él llevaba las bebidas. Nos sentamos en
una de las mesas de la esquina apartadas del tumulto que había en la barra y
mis ojos le interrogaban antes de que se sentara.
Sin dilación y una
vez sentado con la copa de ron y cola en la mano se explicó:
- Mi cuñado me
lo contó todo, el también quiere ponerse internet y su argumento era que tu ya
lo tenías y estabas entrando a eso de los chat conociendo a tíos buenos. Me
contó que te ponías “SinRumbo” y no pude evitarlo, yo ya tengo internet aunque
Leo no lo sabe, el e-mail lo utilizo mucho con mi empresa para los trabajos.
- ¿Pero entonces
tú eres “Koke43”?. Seguía sin dar crédito.
- Sí, yo soy el
que ha estado hablando contigo toda esta semana, el profesor.
No supe que decir,
le había contado cosas íntimas en nuestras conversaciones, incluido todo lo que
mas me gustaba hacer en el sexo, me sentí avergonzado y sin saber como
reaccionar.
- Soy bisexual
Jose, y no sabía como entrarte, me gustaría tener sexo contigo y la única forma
que se me ocurrió era esta. Su sinceridad me conmovió
pero aún seguía en shock.
- Lo peor de
todo es que tú me pones muy cachondo Antonio, pero nunca he intentado nada
porque eres de mi entorno y no quiero que se joda nada con Leo.
- No tiene
porqué enterarse, pero si te sientes incomodo me voy y aquí no ha pasado nada. Sentenció
Su disposición a
poner soluciones a cada problema que a mi se me ocurrían comenzó a excitar mi
deseo por ver el suyo de estar conmigo.
- Además, continuó, yo sólo quiero sexo, ya tengo pareja y estoy muy a gusto
con ella.
Eso era lo que quería
oír, ese fue el pistoletazo de salida para levantarme e invitarlo a ir a mi
casa. El sexo fue salvaje esa primera vez, todo lo que hablamos por el chat lo
hizo como el que tiene relaciones por primera vez, fue excitante verlo como
disfrutaba mientras me penetraba y sobre todo comprobar que realmente yo le
gustaba pues se regocijó una vez terminado el sexo besando mis labios sin
descanso.
Nuestros encuentros
se hicieron muy frecuentes y nuestras llamadas perdidas al móvil nos indicaban
que esos días nos teníamos ganas, pero progresivamente fui dejando de visitar a
Leo y su entorno, no quería mezclar lo que empezaba a sentir por Antonio aun
sabiendo que jamás podríamos tener una relación normal. Mejor así…
Se me puso más dura que un diamante
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