¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
En la salida de
Viator nos juntábamos fácilmente unos 40 militares, vestidos con nuestro traje
de bonito, con los más diversos destinos.
Estaba prohibido
que hiciésemos autostop pero la policía militar era comprensiva y de todas las
veces que yo hice jamás detuvo a ninguno de los muchachos, además la situación
en la que nos poníamos tenía una buena visión para ver si venían y dar la voz
de alarma para esconderse mientras pasaban.
Ya habían chicos
que tenían sus coches fichados y les paraban pues ya conocían a los chóferes de
anteriores veces, no era mi caso, era la segunda o tercera vez que lo hacía y
para mi era una autentica aventura ver con quien caía.
- ¿Para dónde
vais?
- Granada, Baza,
Almería y yo para Málaga. Por afinidad de camino
siempre nos juntábamos unos tres o cuatro para coger el mismo coche.
- Subid, que yo
voy para Sevilla, al menos un buen tramo lo hago acompañado. Me llamo Sebas.
Sebastián era un
maduro interesante realmente, sus 60 años no se los quitaba nadie, pero el
hombre se veía muy bien cuidado y sobre todo educado. Fue muy familiar durante
todo el viaje contándonos las historias de su servicio militar en Melilla lo
que nos hizo pasar el trayecto bastante ameno entre risas, tenía algo que me lo
hacía atractivo, quizás sería su barriga no muy prominente o casi mas seguro
era su carácter bonachón y dicharachero lo que empezaba a gustarme.
El segundo de los
compañeros se quedó en Baza, el primero ya había desembarcado en Almería, apenas
15 minutos después de salir de Viator y todavía quedaban como una hora y media
hasta Granada donde se bajaría el tercer acompañante.
Paramos a comer en
una venta de camioneros en el Puerto de la Mora un exquisito guiso de la zona
que devoramos pues desde la mañana temprano no habíamos probado bocado.
Invitamos al señor
en agradecimiento al habernos llevado y en los baños nos remojamos para
continuar el viaje. Nuestro compañero de viaje ya había salido hacia el coche
cuando Sebas se entretuvo a orinar en los cochambrosos urinarios de pie
mientras yo seguía intentando arreglar el desastre de corte de pelo que me
habían hecho en el cuartel.
- ¡Mea ahora que
ya no paramos! Nuestro chofer avisaba de que ya
hacíamos el viaje de una, era cuestión de hacerle caso.
Me coloqué a su
lado aunque no tenía muchas ganas de orinar y al ver lo que tardaba dirigió su
mirada hacia mí, creo que pensó que le estaba jugando pues miró hacia la puerta
para asegurarse que no había nadie para repasarme de arriba abajo.
- ¿Necesitas
ayuda?
- No hombre, es
que no tengo muchas ganas todavía. Su mirada se
dirigía directamente hacia mi miembro.
- Menéatela un
poco, a mi así me entran ganas de orinar rápidamente.
¡Se encendió la
mecha! pensé, y con toda la paciencia que pude empecé a masturbar suavemente mi
miembro asegurándome de que pudiese verlo bien sin apenas esfuerzo.
Efectivamente no dejaba de mirar mi mano sin parar de comprobar que por la
puerta no entraba nadie hasta que al fin comencé a orinar.
- ¡Santo
remedio! Riéndose y sin dejar de mirar mi verga Sebas
se dio por satisfecho.
Me senté delante
acompañando a nuestro amigo porque ya el último de mis compañeros se quedaba en
Huertor-Santillana, apenas a unos kilómetros bajando el puerto y a mi aún me
quedaban un par de horas de viaje sólo con Sebas.
Mientras hablaba de
cualquier cosa mundana observé que paraba de echarle miradas a mi paquete a lo
que yo le correspondía con un ligero magreo para recolocármelo, el pantalón
militar era ancho, pero de una tela regia que ya molestaba por las horas de
viaje.
Ya pasamos Granada
y habíamos dejado al último viajero cuando Sebas comenzó a subir el nivel de
las conversaciones que terminaban todo en lo mismo. Las orgías que hacían en la
mili con todos los compañeros, las salidas de putas, los encuentros en los
baños públicos en Melilla…
Claramente estaba
provocando la situación pero no se atrevía a ir mas allá, mi cansancio no me
acompañaba y realmente no tenía muchas ganas de seguirle la conversación.
- Seguro que en
el cuartel hacéis de todo. Tanto joven con la testosterona por las nubes…
- Se hace lo que
se puede jefe. Asentí sin mucho interés.
- Con el pollón
que tienes seguro que eres de los que mas triunfa. Dejó
caer ya dando un paso más.
La conversación se
quedó en el aire por mi apatía, el viaje y el estar recién almorzado me tenía
en una soñolencia pesada e intenté recostarme hacia atrás pero el asiento se
resistía. Sebas metió la mano debajo del asiento para indicarme el
funcionamiento con el consiguiente peligro por lo que me alarmé gritándole; yo
lo hago Sebas, tu conduce.
Estuve como unos
veinte minutos echando un sueñecito reparador que me vino bastante bien para
despertar con mejores ánimos. Sebas aprovechando mi sueño estuvo acariciando mi
verga mientras dormía, aunque mi dormir no era profundo y me estaba enterando
de todo, pero ni quise despertar, se sentían ricas sus caricias y
disimuladamente iba acomodándome mejor para que estuviese cómodo mientras me
tocaba.
Cuando desperté
definitivamente su mano intentaba abrir mi bragueta pero se le resistía y
directamente mi mano la abrió sacando toda mi erección al aire.
La mirada que Sebas
me dirigió tenía esa mezcla de ansiedad con nervios que tan cachondo me ponía
cuando empiezas con los juegos sexuales antes del propio sexo, daba gozo verlo.
- ¡Que polla tan
bonita! Su mano abarcaba todo mi miembro frotándolo
suavemente.
- La tuya
también tiene que ser buena, tienes buen paquete. Me
había fijado mientras conducía y parecía ser bastante apetitoso.
- ¿Quieres
tocármela? Estoy super caliente ya...
Realmente estaba
que explotaba, su erección era enorme y no pude reprimirme en bajarle la
bragueta y sacarla al descubierto. Una verga perfecta con un glande que me
llamaba sin remisión. A pesar de ir conduciendo, Sebas se retiró un poco hacia
atrás para facilitarme el meterla en mi boca, pero su pequeña barriga molestaba
en mi empeño, aunque pude realmente disfrutarla medianamente.
- ¿Paramos por
aquí que hay campo y nos corremos? Entre suspiros
acertó a componer la frase.
En un pequeño
camino a la derecha aparcó y bajamos, caminando me di cuenta de la recia
espalda de mi acompañante que remataba en un trasero que no pude evitar agarrar
mientras juntos buscábamos un sitio medio escondido.
Me senté justo
detrás del tronco de un árbol que proporcionaba un buen escondite al lado de
una pequeña acequia que no llevaba ni una gota de agua.
Sebas, tendido en
el suelo sobre mi entrepierna no dejaba de besar mi glande mientras me
masturbaba con movimientos cada vez mas rápidos que estaban provocando un
placer que hacía tiempo no sentía.
- Tranquilo que
me corro enseguida. Le advertí.
- No, espera. Toma
un condón y fóllame, pero no te quites la ropa. Quiero probar esa verga en mi
culo. El brillo de sus ojos era muy atrayente.
De pié y apoyado en
el tronco me ofreció ese trasero voluminoso blanco y muy bien parado mientras
se lo lubricaba con un poco de saliva.
Cada vez que mi
polla irrumpía hasta dentro mis manos presionaban sus pezones haciéndole gritar
por el placer.
- ¡Sigue, no
pares, no pares ahora! ¡Me estoy corriendo! ¡No pares de follarme!
Mis envites cada
vez más fuertes hicieron que Sebas se corriera y descansara su cabeza en mi
hombro quedándose inmóvil por un momento.
- Yo no me he
corrido todavía, ¿quieres que siga? Le pregunté con
dulzura.
- Siéntate que
te lo hago con la boca. Me duele el trasero, eres muy animal y hacía mucho
tiempo que no me follaban. Dijo sonriendo y tocándose
las nalgas.
Su boca se estaba
explayando con mis 18cm y la presión de mis huevos dentro de los pantalones provocó
una corrida bastante explosiva que atragantó a mi amante, pero no la sacó de su
boca. La limpió con mucha dulzura relamiéndose sus escasos labios y tragando
todo mi esperma intentó besarme pero no se lo permití.
- Disculpa, no
me gusta besar. Eso es muy personal y esto sólo ha sido puro sexo.
El viaje continuó
muy distendido durante la hora y media que quedaba contándome de alguna
experiencia que tuvo con más militares que al igual que yo hacíamos autostop en
la orilla de la vía.
- Ya tienes
experiencia con esto entonces… Dije conforme.
- Sí, pero ya
hacía mucho tiempo que no viajaba, se me estaba olvidando.
- Dónde nos
recogiste hay todos los fines de semana militares haciendo autostop y te puedo
asegurar que a muchos les va este rollo. Le informé.
Mi llegada a Málaga
ya casi anocheciendo se retrasó una hora pero no me importó, siempre había
fantaseado con hacerlo con alguien con uniforme y resulta que esta vez el
motivo del morbo era yo.
¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: Reencuentro con mi amor adolescente
Real como la vida misma.Solo cambia el lugar y la época. También el Cuerpo. En este caso (Marina). Yo 18 años,al salir de una Dependencia y el pueblo a 18 Km. en una Isla, Sr. de 60 años, caballero y educado, pero tremendamente vicioso, me satisface plenamente con su boca y con su culo. Fue mi amante el año que permanecí en ese destino......MMMMMmmmmm, que experiencia.......¡¡¡Que gusto!!!
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