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Gracias a mi uniforme

domingo, 13 de abril de 2014


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Nunca me había gustado hacer autostop pero la economía mandaba, un billete de autobús de Almería a Málaga me rompía el presupuesto y me acostumbre a tomar la orilla de la vía con los compañeros cada vez que me daban un permiso de fin de semana.
En la salida de Viator nos juntábamos fácilmente unos 40 militares, vestidos con nuestro traje de bonito, con los más diversos destinos.

Estaba prohibido que hiciésemos autostop pero la policía militar era comprensiva y de todas las veces que yo hice jamás detuvo a ninguno de los muchachos, además la situación en la que nos poníamos tenía una buena visión para ver si venían y dar la voz de alarma para esconderse mientras pasaban.

Ya habían chicos que tenían sus coches fichados y les paraban pues ya conocían a los chóferes de anteriores veces, no era mi caso, era la segunda o tercera vez que lo hacía y para mi era una autentica aventura ver con quien caía.

- ¿Para dónde vais?
- Granada, Baza, Almería y yo para Málaga. Por afinidad de camino siempre nos juntábamos unos tres o cuatro para coger el mismo coche.
- Subid, que yo voy para Sevilla, al menos un buen tramo lo hago acompañado. Me llamo Sebas.

Sebastián era un maduro interesante realmente, sus 60 años no se los quitaba nadie, pero el hombre se veía muy bien cuidado y sobre todo educado. Fue muy familiar durante todo el viaje contándonos las historias de su servicio militar en Melilla lo que nos hizo pasar el trayecto bastante ameno entre risas, tenía algo que me lo hacía atractivo, quizás sería su barriga no muy prominente o casi mas seguro era su carácter bonachón y dicharachero lo que empezaba a gustarme.

El segundo de los compañeros se quedó en Baza, el primero ya había desembarcado en Almería, apenas 15 minutos después de salir de Viator y todavía quedaban como una hora y media hasta Granada donde se bajaría el tercer acompañante.
Paramos a comer en una venta de camioneros en el Puerto de la Mora un exquisito guiso de la zona que devoramos pues desde la mañana temprano no habíamos probado bocado.
Invitamos al señor en agradecimiento al habernos llevado y en los baños nos remojamos para continuar el viaje. Nuestro compañero de viaje ya había salido hacia el coche cuando Sebas se entretuvo a orinar en los cochambrosos urinarios de pie mientras yo seguía intentando arreglar el desastre de corte de pelo que me habían hecho en el cuartel.

- ¡Mea ahora que ya no paramos! Nuestro chofer avisaba de que ya hacíamos el viaje de una, era cuestión de hacerle caso.

Me coloqué a su lado aunque no tenía muchas ganas de orinar y al ver lo que tardaba dirigió su mirada hacia mí, creo que pensó que le estaba jugando pues miró hacia la puerta para asegurarse que no había nadie para repasarme de arriba abajo.

- ¿Necesitas ayuda?
- No hombre, es que no tengo muchas ganas todavía. Su mirada se dirigía directamente hacia mi miembro.
- Menéatela un poco, a mi así me entran ganas de orinar rápidamente.

¡Se encendió la mecha! pensé, y con toda la paciencia que pude empecé a masturbar suavemente mi miembro asegurándome de que pudiese verlo bien sin apenas esfuerzo. Efectivamente no dejaba de mirar mi mano sin parar de comprobar que por la puerta no entraba nadie hasta que al fin comencé a orinar.

- ¡Santo remedio! Riéndose y sin dejar de mirar mi verga Sebas se dio por satisfecho.

Me senté delante acompañando a nuestro amigo porque ya el último de mis compañeros se quedaba en Huertor-Santillana, apenas a unos kilómetros bajando el puerto y a mi aún me quedaban un par de horas de viaje sólo con Sebas.
Mientras hablaba de cualquier cosa mundana observé que paraba de echarle miradas a mi paquete a lo que yo le correspondía con un ligero magreo para recolocármelo, el pantalón militar era ancho, pero de una tela regia que ya molestaba por las horas de viaje.

Ya pasamos Granada y habíamos dejado al último viajero cuando Sebas comenzó a subir el nivel de las conversaciones que terminaban todo en lo mismo. Las orgías que hacían en la mili con todos los compañeros, las salidas de putas, los encuentros en los baños públicos en Melilla…
Claramente estaba provocando la situación pero no se atrevía a ir mas allá, mi cansancio no me acompañaba y realmente no tenía muchas ganas de seguirle la conversación.

- Seguro que en el cuartel hacéis de todo. Tanto joven con la testosterona por las nubes…
- Se hace lo que se puede jefe. Asentí sin mucho interés.
- Con el pollón que tienes seguro que eres de los que mas triunfa. Dejó caer ya dando un paso más.

La conversación se quedó en el aire por mi apatía, el viaje y el estar recién almorzado me tenía en una soñolencia pesada e intenté recostarme hacia atrás pero el asiento se resistía. Sebas metió la mano debajo del asiento para indicarme el funcionamiento con el consiguiente peligro por lo que me alarmé gritándole; yo lo hago Sebas, tu conduce.

Estuve como unos veinte minutos echando un sueñecito reparador que me vino bastante bien para despertar con mejores ánimos. Sebas aprovechando mi sueño estuvo acariciando mi verga mientras dormía, aunque mi dormir no era profundo y me estaba enterando de todo, pero ni quise despertar, se sentían ricas sus caricias y disimuladamente iba acomodándome mejor para que estuviese cómodo mientras me tocaba.
Cuando desperté definitivamente su mano intentaba abrir mi bragueta pero se le resistía y directamente mi mano la abrió sacando toda mi erección al aire.
La mirada que Sebas me dirigió tenía esa mezcla de ansiedad con nervios que tan cachondo me ponía cuando empiezas con los juegos sexuales antes del propio sexo, daba gozo verlo.

- ¡Que polla tan bonita! Su mano abarcaba todo mi miembro frotándolo suavemente.
- La tuya también tiene que ser buena, tienes buen paquete. Me había fijado mientras conducía y parecía ser bastante apetitoso.
- ¿Quieres tocármela? Estoy super caliente ya...

Realmente estaba que explotaba, su erección era enorme y no pude reprimirme en bajarle la bragueta y sacarla al descubierto. Una verga perfecta con un glande que me llamaba sin remisión. A pesar de ir conduciendo, Sebas se retiró un poco hacia atrás para facilitarme el meterla en mi boca, pero su pequeña barriga molestaba en mi empeño, aunque pude realmente disfrutarla medianamente.

- ¿Paramos por aquí que hay campo y nos corremos? Entre suspiros acertó a componer la frase.

En un pequeño camino a la derecha aparcó y bajamos, caminando me di cuenta de la recia espalda de mi acompañante que remataba en un trasero que no pude evitar agarrar mientras juntos buscábamos un sitio medio escondido.
Me senté justo detrás del tronco de un árbol que proporcionaba un buen escondite al lado de una pequeña acequia que no llevaba ni una gota de agua.
Sebas, tendido en el suelo sobre mi entrepierna no dejaba de besar mi glande mientras me masturbaba con movimientos cada vez mas rápidos que estaban provocando un placer que hacía tiempo no sentía.

- Tranquilo que me corro enseguida. Le advertí.
- No, espera. Toma un condón y fóllame, pero no te quites la ropa. Quiero probar esa verga en mi culo. El brillo de sus ojos era muy atrayente.

De pié y apoyado en el tronco me ofreció ese trasero voluminoso blanco y muy bien parado mientras se lo lubricaba con un poco de saliva.
Cada vez que mi polla irrumpía hasta dentro mis manos presionaban sus pezones haciéndole gritar por el placer.

- ¡Sigue, no pares, no pares ahora! ¡Me estoy corriendo! ¡No pares de follarme!

Mis envites cada vez más fuertes hicieron que Sebas se corriera y descansara su cabeza en mi hombro quedándose inmóvil por un momento.

- Yo no me he corrido todavía, ¿quieres que siga? Le pregunté con dulzura.
- Siéntate que te lo hago con la boca. Me duele el trasero, eres muy animal y hacía mucho tiempo que no me follaban. Dijo sonriendo y tocándose las nalgas.

Su boca se estaba explayando con mis 18cm y la presión de mis huevos dentro de los pantalones provocó una corrida bastante explosiva que atragantó a mi amante, pero no la sacó de su boca. La limpió con mucha dulzura relamiéndose sus escasos labios y tragando todo mi esperma intentó besarme pero no se lo permití.

- Disculpa, no me gusta besar. Eso es muy personal y esto sólo ha sido puro sexo.

El viaje continuó muy distendido durante la hora y media que quedaba contándome de alguna experiencia que tuvo con más militares que al igual que yo hacíamos autostop en la orilla de la vía.

- Ya tienes experiencia con esto entonces… Dije conforme.
- Sí, pero ya hacía mucho tiempo que no viajaba, se me estaba olvidando.
- Dónde nos recogiste hay todos los fines de semana militares haciendo autostop y te puedo asegurar que a muchos les va este rollo. Le informé.

Mi llegada a Málaga ya casi anocheciendo se retrasó una hora pero no me importó, siempre había fantaseado con hacerlo con alguien con uniforme y resulta que esta vez el motivo del morbo era yo.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

1 comentario:

  1. Anónimo08:44

    Real como la vida misma.Solo cambia el lugar y la época. También el Cuerpo. En este caso (Marina). Yo 18 años,al salir de una Dependencia y el pueblo a 18 Km. en una Isla, Sr. de 60 años, caballero y educado, pero tremendamente vicioso, me satisface plenamente con su boca y con su culo. Fue mi amante el año que permanecí en ese destino......MMMMMmmmmm, que experiencia.......¡¡¡Que gusto!!!

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