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Mi querido Oriente (II)

martes, 8 de abril de 2014



Ya bien descansados, al día siguiente cinco de los chicos nos acompañaron a conocer la ciudad pues teníamos dos días libres hasta nuestro debut en la sesión del festival en plena plaza de Rizal, un recinto habilitado para una capacidad de 2000 personas que realmente impresionaba a orillas del río Pasíg.

La oficina central de correos, el monumento Rizal, el Binondo, el Palacio de Malacañang, la Bahía de Manila, la iglesia de Tondo, la Catedral… dentro de nuestra locura también nos apasionaba conocer las ciudades, no todo era frivolidad, Antonio era el encargado de trazar las rutas para las visitas a las ciudades, aunque esta vez llevábamos guías durante todo el día, no en todos los viajes era así.

Comiendo en un centro comercial Janko, que chapurreaba vagamente el castellano, comenzó una conversación conmigo sin tapujos y directamente:

- ¿Te gustó anoche estar con Ronie?. Soltó delante de todos.
- Claro, ¿a quien no?, sois muy guapos todos. Mi cortesía parece que le gustó por la satisfacción de su rostro.
- Pues me gustaría tener un rato a solas contigo, si tú quieres.

Luis retirándose la hamburguesa de la boca no pudo mas que exclamar; “¡Joder, así da gusto, no hay que trabajárselo nada!”.
El comentario provocó las risas de todos y la envidia de Gustavo que ni corto ni perezoso dijo claramente que él también quería tener sexo en éste viaje. Reaccionamos con extrañeza pues era de los que menos hablaba de nosotros y sus gustos no eran precisamente por los chicos filipinos, todos sabíamos que lo suyo iba por lo osos.

- Esta noche os vamos a llevar a un local gay, al que está más de moda en la ciudad. Es un antro tipo clandestino por lo que tenéis que llevar vuestra identificación del festival, con eso no tendréis problemas para que os dejen entrar. Janko ya dio por hecho que estaríamos de acuerdo y lo había organizado todo.

A las nueve en punto tocamos el timbre de una puerta de hierro que se notaba que dirigía hacia un sótano, un negro achinado nos pidió a todos nuestra identificación y cruzando unas palabras inentendibles con Janko se echó aun lado para dejarnos pasar.
Realmente lujoso y amplio, lo que no daba la impresión cuando entramos en ese callejón oscuro y sórdido que con un cartel muy descuidado iluminaba su nombre: “Komodoro Exclusive Party”.

Realmente era exclusivo, todo lleno de hombres de una clase social bastante alta y jovencitos arregladísimos que rayaban la perfección muy atentos al show que un transformista realizaba en el escenario, una imitación de Whitney Houston muy lograda.
Nuestros ojos estaban devorando cada rincón del increíble sitio cuando apoyados en una de la barras nos presentaron bebidas de color azul intenso con una ramita de hierbabuena bordeando la copa, según supimos nada mas entrar te obsequiaban con esa bebida para ponerte a tono pues al probarla notamos que iba muy cargada de alcohol.

Al fondo de nuestra barra, cinco contamos que había en todo el local, descubrimos un callejón oscuro que bajaba a otro apartado del antro. El cuarto oscuro pensamos todos, habrá que ir a verlo me comentó Antonio con impaciencia.

- Janko, ¿ese pasillo a donde lleva?. Interrogué a nuestro guía.
- Son reservados, ahí hay mesas más exclusivas, te sirven también abajo pero es mucho más caro. ¿Quieres que bajemos?. Su invitación parecía apetitosa y mi curiosidad hizo el resto.

Bajamos la escalera y ante mí se mostró otro sótano igual de grande que el de arriba pero con muy poca luz, sólo se distinguían mesas en el centro de un sofá en forma sermicircular con siluetas haciendo de todo lo humanamente imaginable.
Observé como un jovencito, como los que iban con nosotros bailaba muy sensualmente ante un señor de una cierta edad, dos osos se toqueteaban en otro apartado, otra pareja se manoseaba medio desnuda…

- ¿Nos sentamos aquí?. Mi interlocutor no daba importancia al impacto que me producía todo aquello.
- La mayoría de gente que hay aquí son de grandes familias de la ciudad, gente realmente viciosa que en su vida normal no puede demostrar sus gustos. Janko seguía explicándome mientras sus dedos empezaban a desabrochar mi camisa con mucho tacto.
- ¿Y aquí, en medio de todo el mundo?. Mis prejuicios occidentales comenzaron a salir a flote. Lo único en lo que pensaba es que bajaran mis amigos y me vieran liado con mi compañero a la vista de todos.
- Estas en Manila, aquí esto es habitual. Su boca ya estaba comiéndose mi cuello y sus manos sobaban mi paquete con una dulzura propia de un artesano.

Sin dejar de mirar a todos lados mis manos se entregaron al placer de tocar unas nalgas redondas y más duras de lo que aparentaban ser, pero no podía de dejar de mirar hacia todas las mesas observando un espectáculo que me empezaba a subir el lívido muy rápidamente. Estaba comenzando a descubrir un mundo de “voyayer” que sin darme cuenta me apasionaba.
Me entregué por completo a mi labor con Janko abarcando todo lo que mis manos podían cuando su boca empezó a recorrer mi pecho bajando hasta el ombligo mientras con la mano iba desabrochando mi pantalón. Su lengua en mi glande provocó una excitación enorme a la vez que su dedo bajaba hacia mi ano para perderse en él.
Una mamada maravillosa me estaba concediendo cuando una sombra se acercó por mi espalda sobresaltándome, eran dos de los compañeros de Janko que se unieron a nuestros juegos besándome y sobando mi pecho.
Ni que decir tiene que me olvidé de lo que pasaba a mi alrededor pues mis dos manos no paraban de sobar dos culos a la vez, mientras mi boca saboreaba una rica verga filipina, cuando con una naturalidad pasmosa un camarero traía nuestras copas a la mesa.
No podía entender como mi posición me permitía penetrar a Janko, que jadeaba escandalosamente, mientras se la chupaba al otro de sus compañeros. El tercero observaba sin dejar de masturbarse y tocando periódicamente mi trasero.
Fue una verdadera locura, estaba en la gloria, penetrando a los tres regularmente mientras miraba de reojo lo que seguían haciendo en las otras mesas, era una situación de película que estaba disfrutando como un poseso.

Al quedar rendido después de eyacular pude fijarme claramente en las mesas de enfrente. ¡Era Gustavo! Chupaba con ansiedad la polla de un hombre de unos 40 años bien robusto. Nunca había visto a ninguno de mis amigos teniendo relaciones sexuales y la imagen extrañamente me volvió a excitar pues mi verga comenzó a pararse de nuevo mientras mis compañeros de sexo intentaban vestirse.

Subir de nuevo al nivel del bar con los deberes ya hechos supondría unas buenas risas con mis amigos, estaba deseando contarles que había estado con tres a la misma vez, pero mi sorpresa fue no encontrar a ninguno de ellos por todo el local. Seguro estaban abajo disfrutando tanto o más que yo…

Repetimos todas las noches en el “Komodore”, uniéndose cada noche mas y mas componentes de diferentes grupos hasta el día de nuestra sesión del festival, teníamos dos, viernes y sábado, obteniendo un gran éxito artístico aunque nuestros mayores fans eran los mismos grupos que participaban con nosotros…

- ¿Haréis gira el verano siguiente?.

Era la pregunta mas repetida entre nuestros compañeros de las diferentes agrupaciones.

- No sabemos, es difícil volver a juntarnos todos. Nos gustaría organizar a nosotros un festival en nuestra ciudad y poder serviros de guías. Posiblemente es la única forma de que coincidamos de nuevo los seis…

El aeropuerto estaba repleto de los amigos que hicimos en Manila, del grupo y del “Komodore”, las seis “locas” volvían a España dejando un trozo de su corazón en las lejanas islas Filipinas.



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