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Un colombiano en Milán

viernes, 25 de abril de 2014


¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

Mi trabajo como jefe de programación de una multinacional alemana me permite pasarme la vida de ciudad en ciudad por todo el mundo, nuestro programa de gestión de redes domésticas tuvo mucho éxito en todo el planeta y con esto de la globalización tenía que estar hoy en Milán y al mes siguiente en Canadá, habiendo recorrido media India en el trayecto.
Me encanta mi trabajo y me fascina estar viajando de un sitio a otro sin parar, pero eso tiene varios inconvenientes que empiezo a echar en falta, como por ejemplo poder tener una relación estable y duradera que jamás he tenido, y que a mis 43 años empiezo a necesitarla. Pero todo llegará a su debido momento aunque verdaderamente no entiendo como podré hacerlo mientras siga con este ritmo de vida.

Milán tiene todo lo que una gran ciudad puede ofrecer y sería capaz de vivir aquí si mi empresa decidiera dejarme un tiempo establecido aquí, cosa que veo difícil pues el diseño de la programación la hice todo yo y las estructuras, cambios y actualizaciones debo de coordinarlas personalmente para mantener el código de fiabilidad y el estándar de calidad, por lo que me veo mientras tenga fuerzas de avión en avión y de hotel en hotel.

Durante una de mis mañanas libres visité la Catedral con esa inmensa plaza repleta de terrazas a un lado donde tomar un expreso se hace un arte y claro que lo probé, aunque los precios prohibitivos no me permitieron disfrutarlo como se debe. Gano un buen sueldo, jamás me he quejado, pero pagar 8€ por un café me parece de juzgado de guardia, me cuesta mucho ganarme un buen sueldo como para despilfarrarlo en caprichos innecesarios.
El calor de agosto en Italia se hace insoportable por lo que fotografiar los detalles de la magnífica fachada de la catedral se me hizo una verdadera penitencia. Terminé regado en un sudor asqueroso que ponía en peligro la estabilidad de mi cámara de fotos cuando decidí dejarlo para entrar a ver el interior y así huir de los 37º que me estaban matando fuera.

En una de las capillas se veía hombres trabajando en algo de carpintería pero increíblemente el ruido no era para nada molesto y me acerqué interesado en los trabajos, a una cierta distancia pude comprobar que parcheaban los desperfectos de unos bancos para el público cuando justo detrás de mí apareció un chico de rasgos latinos que transportaba en los brazos varios paneles de madera.
Me pidió permiso con una sonrisa ancha en un perfecto italiano clavando sus ojos azul intenso en mis pupilas que no dejaban de recorrerlo admirablemente.
1.70, no mas que yo, sobre unos 20 años, moreno trigueño, con un cuerpo trabajado en gimnasio pero no exagerado, y con un trasero insultantemente bonito debajo de unos pantalones deportivos verdes claros que se ajustaban perfectamente a sus muslos creando una perfecta sintonía con la entrepierna.
Tuve que desaparecer de la capilla pues yo mismo veía que era muy descarado como había impactado el muchacho en mis ganas de sexo. Paseé una y otra vez por el interior pasando regularmente por delante de los trabajadores sin perder de vista a mi  dulce latino que me correspondía con miradas que yo quería interpretar como lascivas.

En la última de mis pasadas por la capilla donde realizaban los trabajos observe como el muchacho recogió unas pequeñas tablas para transportarlas fuera de la iglesia y ni corto ni perezoso tuve las agallas de perseguirlo por si había oportunidad de un encuentro que me permitiese conocerle.
Por el costado izquierdo de la catedral fuimos caminando como unos diez minutos mientras miraba escaparate falsamente interesado y disimulando lo que podía para no ponerme en evidencia.
Dos veces lo pillé observando hacia atrás, mi ilusión era que fuese buscándome a mí aunque ya sabemos que cuando uno se obceca con alguien cualquier gesto lo interpreta para su propio beneficio cometiendo errores la mayoría de veces.

A la distancia le vi entrar en una pequeña tienda de la angosta calle por donde caminaba y aceleré mi paso para que no se me perdiese en el interior con la esperanza de que fuese un almacén y desde fuera pudiese verlo.
Al llegar a la altura de la tienda me sentí dichoso al ver que era una tienda con todas las paredes de cristal que estaba igualmente en obras y solo se le distinguía la cabeza asomando detrás de un alto mostrador a mi amante ficticio.
Fingí estar observando varios escaparates mientras no lo perdía de vista, ¡que preciosidad de muchacho¡ no paraba de decirme, ese trasero merece la pena correr el riesgo de una entrada, por probar no pasaría nada.

Nada más caminar hacia la puerta de entrada levantó la mirada y su sonrisa indicaba que estaba esperando a que llegara pues con su mano me animó a pasar.

- ¿Puedo ayudarle en algo señor?, la tienda está de reformas y no hay nadie. Apuntó muy amable en un perfecto italiano.
- Hablo español si te es más cómodo.
- ¡Que bien!, sólo hablo español cuando me reúno con los amigos colombianos.
- ¿Puedes ayudarme a situarme en el callejo? Quiero ir al estadio de San Siro y no se que autobuses coger. Mis excusas eran cada vez más patéticas, lo sé, pero me ayudaban a dejar claro que buscaba algo y si mi acompañante iba por lo mismo seguro sería la confirmación.
 - Claro, es fácil. Traiga el mapa y se lo señalo con esfero.

Sin que me lo pidiese entré a la parte del mostrador donde se encontraba y extendí el callejero recién obtenido en una de las oficinas de turismo colocándome justo a su lado. El mostrador era alto y apenas nos sobresalía media cabeza por encima de el,  pero si podía controlar a los que pasaban por delante de los escaparates por afuera.

No pareció molestarle el que hubiese entrado donde estaba y pegado a mi lado fue rotulando sin ninguna vacilación todo el trayecto desde donde estábamos hasta el estadio Giusseppe Meazza, no tenía mucho interés en visitarlo pero ya que se había tomado la molestia de marcarlo claramente seguro buscaría un hueco para ir a verlo.

- Le señalo también muchos de los sitios que puede visitar, está todo relativamente cerca.

Tanto como él ya lo estaba de mí, su hombro ya invadía mi espacio y mi mano rozaban sus nalgas sin intención hasta que dos cachetadas cariñosas agradeciendo sus explicaciones le hicieron interrumpir el trazado que estaba haciendo para dirigirme una mirada de aceptación con una sonrisa explícita.
Siguió marcando los lugares que creyó debía visitar mientras mi mano sobaba lentamente ese trasero suave y macizo mientras no paraba de darme las instrucciones pertinentes sobre el mapa. Cuando se detuvo entre sus nalgas para acariciar con el dedo mas profundamente observé que su miembro se quedaba pequeño en el pantalón y sin pensarlo mi otra mano se dirigió a cogerlo con mucha dulzura.
Mi nuevo amigo no paraba de indicarme los sitios sobre el mapa mientras yo ya no podía atender otra cosa que no fuese mis deseos de comerme al muchacho.

Delante de mí sobre el mostrador iba con su mano acariciando mi miembro totalmente erecto y con la otra mano bajando su pantalón para dejar a la luz un trasero que era una belleza.
Sacó mi verga dirigiéndola hacia el trasero invitándome a frotarla contra él. Fundido con su espalda mis manos lo masturbaban mientras lo apretaban contra mí.

- Ven, vamos al baño. Estaba tan excitado como yo y necesitábamos un sitio más íntimo para desatarnos.

Fue llegar al baño y no pude reprimir a mi lengua recorriendo todo su cuerpo, pero lo que más me excitaba era besar esas nalgotas morenas y perfectas que respondían con un gemido cada vez que las mordía.

Dimos rienda suelta a nuestra ansiedad durante al menos veinte minutos de sexo donde no paramos de culear de pié, besándonos alocadamente hasta que mi amante eyaculó a la misma vez que yo.

- Estaré en Milán durante tres días mas, si quieres salimos a tomar algo cuando salgas de trabajar y me enseñas la ciudad de noche. Realmente quería volver a verlo.
- Por supuesto, luego puedo irme a dormir contigo al hotel si quieres.
- Excelente plan, por cierto me llamo Jensen ¿y tú?
- Mauricio, soy de Santander, la de Colombia.

¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!Reencuentro con mi amor adolescente

2 comentarios:

 
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