- Les he dicho
que te pongan a ti de instructor en las clases Fran, ¿tú quieres?
A mi hermano le
habían encargado un trabajo de restauración de unas figuras religiosas y
necesitaba un sustituto durante cuatro meses para las clases de dibujo que daba
en el centro cultural de mi pedanía, a las cuales yo también asistía. Era
alumno aventajado por mi preparación en la escuela de artes y oficios
estudiando decoración de interiores desechando estudiar el bachiller recién
salido de la educación básica.
Roberto había
estudiado Bellas Artes y pasaba dando clases de dibujo artístico por varios
centros culturales con talleres para niños y personas de la tercera edad,
aunque a esas clases iba cualquiera que estuviese interesado,
independientemente de su edad.
- Sí, ¿porque no?.
Mientras me dejes toda la planificación no hay problemas. Me vendrá bien ese
dinero, estoy cansado de tanto pedirles a los papas.
- Ya está todo
hecho, sólo tienes que ir guiando a los alumnos en los trabajos, la
planificación está hecha desde principio de año y la tiene el coordinador. Mi hermano lo había previsto todo pues era normal tener que interrumpir
algún curso para ir a trabajar a cualquier lugar que lo solicitara.
A mis 17 años recién cumplidos ya
había sustituido a mi hermano algunos días cuando él no podría ir por cualquier
motivo, pero tanto tiempo encargado de un taller no había pasado.
Iba a los cursos
porque precisamente la materia de “dibujo artístico” era de las más flojas que
llevaba, sus clases complementarias me venían muy bien para igualarme en esa
asignatura, lo mío realmente era el dibujo lineal y los trabajos prácticos de
decoración.
Tendría que ir
martes y jueves de 17:00 a 21:00 repartidos en tres grupos, empezando por menor
edad, los de mas temprano, hasta los de tercera edad.
Mi primer día fue
bastante bien con los niños, después en la clase donde yo asistía se hizo raro
ser el profesor cuando hasta la semana anterior era un compañero mas, aunque la
verdad nunca hice mucha relación con ellos, pues me limitaba a asistir a mis talleres
sin ningún tipo de interés relacional, mis amigos estaban en la mañana en
decoración.
La última hora, la
de la tercera edad, fue la de mejor acogida, pues era de todo menos clases de
dibujo, era una hora de asueto para los alumnos que se dedicaban mas a departir
entre ellos que a atender a sus trabajos.
- ¿Cómo te fue
el primer día? Mi hermano llegó a la casa con la
necesidad de saber que no había hecho alguna de las mías.
- Bien,
tranquilo, asentí.
- ¿Alguna cosa
que se me haya olvidado decirte? Roberto intentaba recordar para dejarlo todo atado y bien atado.
- Nada especial,
bueno, sólo que el chico ese, el gamberro, me dijo que lo
dejabas estar en la clase de los mayores también.
- Ah Santiago,
el delincuente, jajaja… Sí, como hay una plaza libre en los mayores me pidió si
le dejaba estar para terminar el trabajo del “bodegón” y desde entonces se
queda después a la siguiente hora.
Al chico le
fascina el dibujo, no tiene mucho talento, pero se le pasan las horas muertas
dibujando, parece que es el único sitio donde se siente bien.
A Santiago todo el
mundo lo conocía en la barriada, era un gamberro de unos 15 o 16 años, sabía que era menor que yo pero no exactamente, que con
la mayoría había tenido alguna polémica o problema. De broma siempre decíamos
que “Santi” vivía en la calle, pues era ahí donde pasó toda su infancia. Sus
padres no eran precisamente un ejemplo de cabezas familiares y el resultado fue
un muchacho que se crió sólo en las calles buscándose la vida como bien podía y
la única afición que se le conocía era joder a todo el mundo.
Pero en los
talleres era otra persona. Muy concentrado en los trabajos que se le mandaba y
muy participante en cualquiera de las actividades que se realizaban.
Como alumno era el
sueño de todo profesor, de ahí mi cada vez mas afinidad con él. Había que
reconocer que no era un artista pero su empeño era admirable y su actitud era
de gran ayuda sobre todo para controlar su clase, todos lo respetaban y siempre
ayudaba a mantener el orden con los demás chicos.
Increíblemente era
el primer pagador de la mensualidad, mi hermano decía que no entendía de donde
sacaba el dinero.
- Yo no se lo
voy a preguntar, al muchacho le gusta mucho el taller de dibujo y a mi no me
importa de donde me paga. Comentó mi hermano ante el
interrogatorio de curiosidad al que le sometí.
Los cuatro meses se
convirtieron en seis con lo que tenía que terminar yo el taller hasta el curso
siguiente y me tocaba organizar una pequeña salida de fin de curso para todos
los niveles.
Hablando con los de
la última hora me sugirieron varias ideas, aunque ninguna me convencía, yo
quería un viaje como mínimo de fin de semana para convivir con los alumnos y
así me aseguraba que los mas jóvenes no irían, sería mas tranquilo.
Uno de los mayores,
tan apasionado como yo a los parques de atracciones, comentó que en
Port-Aventura durante el mes de mayo abrían muy buenas ofertas por la apertura
de un nuevo hotel. La idea encantó a los demás que con gran efusividad
aprobaron la sugerencia aún sabiendo que serían 11 horas de autobús y al menos
dos noches de hotel.
Todo se arregló y
Arturo Sanmartín, trabajador en una agencia de viajes, nos trajo toda la ruta,
reservas de hotel y entradas por 89,00€ por persona.
El importe
descartaba a toda la clase de primera hora y casi toda de la segunda, la gran
mayoría del pasaje sería la tercera hora con alguna excepción de la que fue mi
clase como alumno.
- Yo quiero ir
Fran, pero me tienen que poner contigo en el hotel, no quiero estar con ninguno
de éstos, y menos con los mayores. Nuestro nivel de
confianza había subido mucho a pesar de que “Santi” sabía que yo era
homosexual, bueno, lo sabía todo el mundo, pues aunque no desprendía pluma, no
me cortaba nunca a la hora de reconocer mis preferencias.
Me sorprendió su
exigencia pero la entendía, no tenía relación con nadie de los cursos excepto
conmigo y por supuesto me encargaría que fuese según quería.
- Tienes que
traerme firmado por tus padres la autorización para viajar y el dinero, si no
tienes ahora lo puedes pagar poco a poco al centro, ellos te lo ponen si
quieres.
- Tengo aquí
cien euros. Tómalos y me lo pagas, el jueves me das los vueltos.
A las seis de la
mañana el autobús ya estaba dispuesto para partir, 39 personas habían accedido
al paseo de fin de semana. 35 mayores y 4 jóvenes, incluido yo, nos disponíamos
a tragarnos 11 horas de carretera con la ilusión de probar uno de los parques
de atracciones mas famosos de Europa.
- ¿No se reirán
de ti con lo de que vas a dormir con un “marica”? Mi
pregunta fue directa para conocer realmente lo que pensaba sobre mí.
- Si tengo que
romperle la cara a alguien se la romperé. Su respuesta
echaría a temblar a cualquiera.
Un viaje realmente
agotador pero al ver la silueta del “Dragon Khan” en el horizonte los ánimos
empezaron a subir y sobre todo los cuatro jóvenes, que íbamos sentados juntos,
se nos notaba muy excitados por llegar.
A las 17,30 exactamente
llegamos al nuevo hotel “El Paso” ambientado todo en México con unos jardines
impresionantes y una super piscina que invitaba a bañarse sin apenas perder tiempo, y así lo hicimos no sin antes subir para acomodar nuestras
cosas.
“Santi” salió del
aseo con un bañador azul marino que a todas luces se veía que no era suyo pues
le tapaba la rodilla y los rizos que le hacía en la cintura eran exagerados.
- Llevo una
pantaloneta deportiva roja de reserva, si quieres te la dejo para bañarte, ese
bañador te está demasiado grande. Le ofrecí sabiendo
que éramos mas o menos de la misma estatura, aunque el era de constitución mas
fuerte y grande.
Su cara al volver a
salir del aseo era de una risa de vergüenza, la pantaloneta le quedaba muy ajustada,
le marcaba todo el trasero exageradamente y le hacía mostrar un paquete
realmente provocador.
- ¡Como me
empalme se me nota enseguida!. Dijo riéndose mientras
se tocaba provocativamente.
- Ja, ja, ja,
¡vas pidiendo guerra!. Mi risa se tornaba nerviosa de
ver semejante bulto.
Después del
reconstituyente remojón en la piscina teníamos toda la tarde libre, la visita
al parque era al día siguiente y cada uno haría lo que le viniese en gana.
Santiago y yo decidimos descansar viendo alguna película en la habitación a
recuperar fuerzas pues al día siguiente las necesitaríamos para disfrutar todo
lo posible de las diversiones de las atracciones.
- Una rica ducha
y al sofá. Dije con ganas de llegar a la habitación.
- Si quieres nos
duchamos juntos. “Santi” emitía una sonrisa rara que
no me dejaba claro si se estaba riendo de mí o lo decía de verdad.
- No me
“tontees” con eso que yo no me corto. Dejé la puerta
abierta a la duda por si había posibilidades.
Con sólo la toalla
caí rendido en el sofá peleándome con el mando de la televisión para encontrar
una película entretenida que nos relajara y apareció “Contact” que la protagonizaba Jodie Foster. ¡Me encanta esta peli!. Santiago desde la
ducha me preguntaba de que iba… Salió empapado y con la toalla blanca pequeña
del hotel secándose su escaso pelo dejando al descubierto todo su cuerpo moreno
y rechonchito.
No tenía un buen
cuerpo, pero la piel morena sin vello con el corte del sol me lo hizo
atractivo, su verga gordita y pequeña contrastaban con unos grandes huevos.
- ¡Tápate
muchacho! ¿Qué quieres que me excite?. Ya no me
cortaba con él y me había puesto el pié, era cuestión de probar.
Sin ni siquiera
pedir permiso se tumbo boca abajo encima de mí con tan solo la toalla pequeña
rodeando sus partes pidiéndome que le masajeara la parte trasera de los muslos,
pues de ir en el autobús le dolía un poco.
Su trasero pomposo
se me ofrecía a modo de caramelo prohibido en todo su esplendor pero quien sabe
como reaccionaría.
Me limité a
masajear torpemente lo que me pidió dirigiéndome exactamente por los sitios que
le dolían con un “ahí, ahí, sigue”.
Un buen rato
estuvimos con el masaje cuando el silencio por la concentración de la película
se tornaba sepulcral, mi mano seguía administrando consuelo a la parte dolorida
pero disimuladamente iba subiendo hasta el final del muslo rozando puntualmente
el comienzo de sus nalgas, todo sin aparente reacción de Santiago.
En una de las veces
mis dedos juguetearon donde se juntaban las dos nalgas pero seguía absorto en
la película, lo que me animo a seguir en mi empeño.
Mi mano ya no
disimulaba tocando sus nalgotas con mucha suavidad cuando sus piernas se
abrieron un poco para facilitar mi trabajo, estaba disfrutando pero hacía como
si no pasase nada. En una subida de sus nalgas me atreví a meter la mano por
debajo acariciando sus testículos hasta llegar a su polla que lucía una
evidente erección.
Hasta terminar la
película no hubo ningún gesto ni palabra mientras sobaba ricamente su trasero y su miembro,
gustarle le gustaba pues sus movimientos indicaban el placer que sentía cuando
recién terminada la película su toalla desapareció de un golpe para darse la
vuelta e invitarme a masturbarle. Fue en el momento que su mano bajó entre mis
piernas para agarrar mi miembro cuando eyaculó estirándose de placer mientras
su escaso esperma rociaba su barriga.
- ¡Tendré que
ducharme otra vez! Esa fue la única frase que
pronunció. Su sonrisa aparentaba el buen rato que había pasado.
Terminada la cena
con todos los compañeros del viaje nos retiramos a dormir preparándonos para un
día que podría ser inolvidable.
Santiago y yo no
habíamos hablado de nada de lo que pasó en la tarde viendo la película, su
trato era tan normal como siempre, introvertido y muy observador de todo lo que
pasaba a su alrededor.
- ¿No puedes
dormir? Todavía tienes la televisión encendida. Santi
se despertó comprobando que mi sueño no me llegaba, la excitación de la tarde y
la de visitar Port-Aventura me tenía ansioso.
- No puedo, tengo ganas de que llegue
mañana ya. Dije como excusa.
Sin pronunciar
palabra se levantó para meterse en mi cama cogiendo mi verga y besando mis
pezones.
- Yo te voy a
relajar para que puedas dormir. Su mano empezaba a
masturbar mi miembro que aún no estaba erecto.
- Eres muy
blanco, tienes que ir a la playa. Hablaba mientras
recorría toda mi barriga con sus labios hasta llegar a mi entrepierna y sin dar
vueltas se metió toda mi verga en su boca.
Mis manos fueron
directas a sus nalgas de nuevo sin remisión, las tocaba mas viciosamente
abriendo los carrillos para meter mi dedo en su ano.
- ¿Quieres
metérmela?. Sus labios pararon su trabajo en mi verga.
- Si tú quieres… Me limité a responder.
Dándose la vuelta y
colocándose de lado me invitó a abrazarlo ofreciéndome su hermoso
culo para penetrarlo. Con un poquito de saliva lo mojé y mi glande fue entrando
lentamente pero sin esfuerzo, “Santi” ayudaba moviendo sus caderas hasta que
entró completamente. Gimió de placer mientras sus caderas no paraban de
masturbar mi polla dentro de él cuando cogió mi mano dirigiéndola a su boca
chupando mis dedos con autentico vicio.
- ¡Córrete
encima de mi!
Mi eyaculación fue
muy abundante sobre su pecho y caí rendido encima de el. Sus manos acariciaban mi
espalda mientras yacía intentando recuperarme del éxtasis y bajaban
suavemente hacia mis nalgas tocándolas excitantemente.
- ¿Quieres
entrar? Pero yo quiero que te corras dentro. Le dije
al oído con voz muy apasionada.
Me alcé sobre el y
lubriqué mi ano con mi propio esperma que aún quedaba sobre su pecho. Entró muy
ricamente mientras me cogía de la cintura y bombeó mi culo con fuerza con
batidas muy rápidas.
- ¡Que culo tan rico! No paraba de repetir mientras
mis nalgas sucumbían a sus agarrones bien duros.
Se quedó a dormir
en mi cama, no me atreví a decirle que se fuese a la suya, me abrazó apoyando
su cabeza sobre mi pecho y el sueño medio le venció.
- ¿Tú ya tienes
experiencia en esto no? Se notaba que no era la
primera vez que lo había hecho.
- De dónde crees
que sale el dinero… Su respuesta me la esperaba pero
no por eso me dejó indiferente.
Mi delincuente
favorito repitió la segunda noche de hotel con la misma pasión que la primera,
pero fue la última vez. De regreso a nuestros talleres y cursos jamás hubo otra
oportunidad, nuestros mundos eran demasiado diferentes.
¡¡¡¡NUEVO RELATO!!!!: La pandilla adolescente de juegos no tan inocentes
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